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Sirviendo a su patria con honor
Conocido como “COMANCHE”, el oficial Abrego, no sólo demostró profesionalismo y alto sentido de responsabilidad, sino también una profunda sensibilidad humana, respeto y espíritu de cuerpo
En 1969, en la comunidad de Jesús María, distrito de Chepo, nace el Teniente César Oriel Abrego Bravo, quien al graduarse como agente en la “Promoción Halcón 93”, un 3 de enero de 1994, pasa a formar parte de las filas del Servicio Aéreo Nacional (SAN), estamento al que sirvió durante 26 años, con disciplina, vocación y alta moral.
Luego de la fusión entre el SAN y el Servicio Marítimo Nacional, se crea el año 2008 el Servicio Nacional Aeronaval (SENAN), siendo parte del Escuadrón Aéreo, en el que realizó diversas misiones tácticas de seguridad, sociales y de ayuda humanitaria.
Conocido como “COMANCHE”, el oficial Abrego, no sólo demostró profesionalismo y alto sentido de responsabilidad, sino también una profunda sensibilidad humana, respeto y espíritu de cuerpo, sin importar rango, color o dogma religioso… caracterizado siempre por su amabilidad y autenticidad.
En estos días cuando el mundo esta tan congestionado por las diversas ideologías, tecnología y una carrera desenfrenada por la modernización, en el que nos alejamos cada vez más de aspectos básicos como la ética, los valores, los principios y la humildad, encontramos seres humanos que dan lo mejor de sí a la Patria, muchas veces a costa de su propia vida.
En un emotivo acto ceremonial, llevado a cabo en el monumento a los Caídos, sede de la Aeronaval, el Director general Juan Manuel Pino Forero, acompañado del Subdirector Ramón Nonato López, altos oficiales, clases y agentes, se hizo un reconocimiento al Teniente Abrego por su intachable servicio a las fuerzas y a la nación.
En su intervención el Comandante Pino manifestó su pesar y consternación, agregando que la institución estaba de luto y asegurando que el nombre de este extraordinario oficial permanecerá como una llama eterna en el corazón de todos los Aeronavales.
Hoy, las presentes y futuras generaciones, debemos reflexionar sobre ese legado de trabajo, bondad y estoicismo que nos dejan seres humanos como el oficial Abrego, lo cual nos invita a ser cada día mejor y a brindar esa mano amiga a todo aquel que la necesite, sin esperar nada a cambio.