Promotor de paz y progreso
Rafael Alexis Álvarez La Voz del InteriorPorfirio Pineda es uno de los más de mil hombres y mujeres que sin esperar pago alguno ofrecen su tiempo al servicio de los demás como parte del Sistema Nacional de Facilitadores Judiciales Comunitarios —SNFJC—, del Órgano Judicial, que es un programa creado mediante Acuerdo 723, de 21 de noviembre de 2008, con asesoría técnica de la Organización de Estados Americanos, OEA.
Su función principal es "servir de enlace entre la ciudadanía y el Órgano Judicial para garantizar un genuino y eficiente acceso a la justicia, promover una cultura de paz y fortalecer mecanismos de prevención y resolución alternativa de conflictos como vía para mantener la convivencia pacífica entre los miembros de la sociedad".
Porfirio vive en la comunidad de La Yiyi, corregimiento de Llano Catival, distrito de Mariato, en Veraguas. Ingresó al SNFJC el 29 de enero de 2011, elegido por votación mayoritaria.
"No me sorprendió que me propusieran para ser facilitador judicial porque ya he servido responsablemente a la comunidad como promotor de salud y voluntario en cada necesidad que se presente, porque en comunidades apartadas como La Yiyi hay muchas", respondió cuando le preguntamos por qué aceptó ser facilitador judicial.
La Yiyi
Para medir el grado de compromiso de Porfirio es necesario conocer que este poblado dista 31 kilómetros de la cabecera del distrito de Mariato. Pero no es nada fácil llegar, sobre todo en invierno. De Llano Catival, corregimiento cabecera donde se encuentra el Juzgado Municipal, a la entrada de Platanares, que es la ruta que lleva a La Yiyi, hay 7 km de carretera asfaltada; de allí son 5 km de camino pedregoso hasta un lugar conocido como La Lona, que es una especie de caseta de espera, armada con cañazas y una carpeta de plástico negro. De La Yiyi, La Honda, Bajo Grande y otros caseríos aledaños llegan hasta La Lona caminando o a caballo, con la esperanza de que algún taxi o auto 4x4 pase. Quienes tienen premura no se corren el riesgo de llegar tarde, y siguen a pie hasta la carretera asfaltada.
De La Lona a La Yiyi son 19 km de un camino escabroso que es cortado cinco veces por el río Negro, que en temporada lluviosa no permite el paso a máquinas, bestias o personas. Es entonces cuando la necesidad obliga a la gente a buscar parajes para bordear las crecidas y utilizar puentes colgantes que compiten en peligrosidad con las indomables corrientes del río. Esos puentes zarzo guardan las pisadas de quienes pasaron cargando un herido, o una mujer a punto de dar a luz. Pero no todo el tiempo la historia tiene un final feliz y en ocasiones los malabares y riesgos son para cargar a un difunto.
Mediaciones
Porfirio Medina señaló que gracias a los conocimientos adquiridos en las capacitaciones ofrecidas por el Órgano Judicial, en especial las técnicas para la mediación comunitaria, las personas se acercan a él para pedirle que los ayude en la solución de algún conflicto.
Con la certeza de que donde hay paz, hay progreso, levantó la mirada al techo de pencas que nos cubría, como en busca de las imágenes que le permitieran narrar esos momentos y dijo: "Esa mediación no la olvidaré porque la persona que vino a solicitarla lo hizo siguiendo consejo de la corregidora de Llano Catival que la remitió a mi persona, en calidad de facilitador judicial, y eso me llenó de satisfacción al saber que las autoridades confían en nosotros como promotores de paz".
Perseverancia
El facilitador judicial de La Yiyi confesó que en cierto momento, producto de los problemas con el transporte que por dos veces seguida le impidió asistir a las capacitaciones que se ofrecen en el Juzgado de Mariato, pensó en renunciar. Gracias a los consejos de la jueza Maura Flores y a las capacitaciones sobre autoestima y liderazgo cultivó la semilla de la perseverancia y en vez de renunciar, acogió el sentir de las comunidades del área y medió entre estas y la Autoridad de Tránsito y Transporte Terrestre, a fin de buscar una solución al problema del transporte.