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Miles de pinceles y acuarela en Panamá para salvar mundo lleno de excluidos
"¡Nada de reguetón, nada de celular, a leer libros, buenos libros por favor!", clamaba la artista a los jóvenes y niños que la rodeaban con sus creaciones para tomarse una foto con ella, y en los que Sinclair vio "demasiado talento".
Una muchedumbre con acuarelas y pinceles en mano bajo el brillante sol veraniego de la Ciudad de Panamá, deleitada por la voz de un barítono y buscando escapar de un mundo del que el "ser humano se siente excluido" y que solo se puede salvar con un "corazón abierto para recrear".
Esa es una de las postales que ha dejado este sábado el taller al aire libre organizado por la artista plástica panameña Olga Sinclair (1957) a través de la fundación que lleva su nombre y que, dijo la creadora a Efe, reunió a cerca de 4.500 niños, jóvenes y sus familiares.
Esta actividad gratuita se realizó en un bulevar situado frente a la sede de la Administración del Canal de Panamá, y también se ha desarrollado a lo largo de la última década en 13 países, reuniendo a más de 95.000 personas, precisó la artista, que ha expuesto su obra EE.UU., Italia, Honduras y El Salvador.
ARTE, HERRAMIENTA PARA SALVAR A UN MUNDO QUE NO OFRECE OPCIONES
"Lo que yo buscaba este día era que los niños pudieran sentir el gozo estético que te da el arte, algo que es inigualable", afirmó Sinclair, quien reflexionó sobre la realidad de un mundo que, aseguró, no está dando opciones a las grandes mayorías.
Las noticias en los medios "son tan tristes, a veces no queremos ni prender la televisión ni leer los periódicos porque el ser humano se siente excluido, se siente que no hay fórmulas para poder llevar nuestra nuevas generaciones adelante", expresó Sinclair mientras caminaba por el bulevar rodeada de niños y jóvenes con sus pinturas.
La artista explicó que tras vivir en siete países y aprender cinco idiomas solo puede ver un mundo "sin fronteras, sin religiones, sin partidos políticos, sin límites".
"Es solamente un mundo, que tendremos todos que salvar, y si no abrimos el corazón a través del arte, porque el arte es de las noblezas más grandes que el ser humano ha podido expresar, pues tendremos un futuro que puede ser como la época negra de Goya", aseveró.
Es cierto que se necesita urgentemente "conciencia ecológica, ambiental" pero también "sensibilidad humana, un corazón abierto para recrear, para volver a tener otras iniciativas y que podamos sobrellevar todas estas tristezas", añadió.
Y a juicio de la artista, la presencia masiva en su taller es una prueba de que "las familias sí comprenden" esta situación.
"Aquí hay alrededor de 4.500 jóvenes, con sus padres, madres y abuelos también. Ellos están pidiéndole a gritos a los Gobiernos que inviertan en educación, que inviertan en cultura", dijo Sinclair.
CRUZ DIEZ Y ALFREDO SINCLAIR COMO INSPIRACIÓN
Sinclair, quien ahora vive en Madrid, inspiró el taller masivo de este sábado en la obra del artista cinético venezolano Carlos Cruz Diez (1923-2019), y en la de su padre, Alfredo Sinclair (1914-2014), considerado el primer panameño en explorar el expresionismo abstracto.
"Dos grandes maestros tan disímiles en su forma de pensamiento. El maestro Cruz Diez, cinético, en donde el color y la forma espacial crea efectos ópticos maravillosos. Mi padre el gran romántico, con figuras enlazadas en un color de sombra y luz, buscando siempre la armonía de la composición y sobre todo que el espectador se sintiera emocionado", explicó la artista.
Y esa emoción es lo que ha buscado hacer sentir a los niños este día al invitar al barítono Ricardo Velásquez, "porque los niños necesitan escuchar hermosa y buena música" y entusiasmarse con el arte de grandes maestros, agregó.
"¡Nada de reguetón, nada de celular, a leer libros, buenos libros por favor!", clamaba la artista a los jóvenes y niños que la rodeaban con sus creaciones para tomarse una foto con ella, y en los que Sinclair vio "demasiado talento".
Ialis Arrocha, madre de una niña con discapacidad intelectual, comentó a Efe que iniciativas como esta "hace que los niños tengan este contacto con la cultura" y que se reúna "tanta gente que tenemos algo en común: querer estar en contacto con la belleza a través de arte plástico, que no tiene límites. Es una buena experiencia".