Muere Pedrito Altamiranda: el cronista del alma panameña
La calle está dura y la vaina se ve muy mal, pero a nadie le importa cuando llega el carnaval.
Pedro Altamiranda, cariñosamente conocido como Pedrito. murió hoy a los 88 años, en la calidez de su hogar, la musa de las letras panameñas ha dejado de sonar, pero su música, sus palabras, su esencia, seguirán resonando eternamente en el alma de su amado país.
Su familia confirmó la noticia de la muerte del filólogo, publicista y cantautor panameño y agradecieron al pueblo que siempre apoyó a Pedrito, Además pidieron oraciones por el eterno descanso de su alma.
Pedrito Altamiranda fue un narrador de la vida cotidiana, un cronista del alma panameña.
Hace más de tres décadas, su pluma dio vida a la entrañable canción "Carnaval en la Central", un himno que capturó la esencia misma de nuestra cultura y que aún cada año está presente entre los panameños. Sus temas como Carnaval de Las Tablas, El Buhonero, Garzas Airlines también siguen vivos.
Pero no fue solo una canción, fue una ventana a las realidades que nos rodean, una crónica urbana que se niega a ser olvidada.
En cada una de sus letras, Altamiranda fue un profeta, un visionario que anticipó los vaivenes sociales que marcarían el devenir de nuestra nación. Desde "Mi Ciudad", donde pintó con poesía las transformaciones que el progreso trajo consigo, hasta "Panameño", un himno a nuestra identidad que sigue resonando con la misma fuerza que cuando fue compuesto, Pedrito capturó las complejidades y contradicciones de nuestra sociedad con una maestría incomparable.
Con su característico sombrero, un tributo a los grandes de la música y el cine, Pedrito Altamiranda desafió los tabúes lingüísticos y levantó la voz por aquellos que no pueden hacerlo. Su "Panañol" puede parecer crudo para algunos, pero debajo de esa aparente simplicidad, yace un profundo mensaje de resistencia y lucha por la justicia social.
Un estudioso
Pedrito nació el 30 de noviembre de 1935 en las entrañas mismas de Panamá. Desde sus días de juventud, Pedrito demostró un amor profundo por las letras y las lenguas. Después de incursionar en los estudios de medicina en Madrid, España, su corazón lo llevó de vuelta a Panamá, donde se graduó en Español por la Universidad de Panamá en 1962. Pero su sed de conocimiento lo llevó aún más lejos, hasta París, donde obtuvo un doctorado en filología en la Sorbona en 1965.
Pedro Altamiranda no solo fue un maestro de las palabras, sino también un agente de cambio. Su música, impregnada de las realidades políticas y sociales de Panamá, resonó en los corazones de quienes anhelaban un cambio. Desde su primer álbum sin nombre en 1979 hasta su último lanzamiento en 2004, Pedro desafió las injusticias y censuras de su época a través de canciones como "Lecciones" y "La Doña", enfrentándose valientemente a regímenes opresivos y corruptos.
A lo largo de su carrera, Altamiranda cosechó numerosos reconocimientos, incluida la prestigiosa Orden Belisario Porras al Mérito Civil, otorgada por el Gobierno Nacional de Panamá en 2012. Su música trascendió fronteras y generaciones, convirtiéndose en un símbolo de resistencia y esperanza para aquellos que luchaban por un Panamá más justo y equitativo.
Pero más allá de sus logros musicales, Pedro Altamiranda fue un hombre de profunda humanidad. Su bondad y generosidad tocó las vidas de muchos, desde los admiradores de su música hasta los líderes políticos de la nación. Su partida deja un vacío inmenso en el corazón de Panamá, pero su legado perdurará en cada acorde, en cada verso, en cada rincón de nuestra tierra.
Pedro Altamiranda, con su sombrero peculiar y su reloj de Mickey Mouse, ha dejado una huella imborrable en la historia de nuestra nación. Que su música siga siendo la voz de los oprimidos, la inspiración de los soñadores y el legado de un hombre que dedicó su vida a la lucha por la justicia y la libertad. Descansa en paz, Pedrito, tu espíritu vivirá por siempre en el alma de Panamá.
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