RedacciónConseguir un cuarto desocupado o un chantin, como se dice popularmente, en esas viejas casas de inquilinato que lamentablemente todavía existen en la capital y en Colón, ofreciendo un pésimo espectáculo ante propios y extraños, es algo tan difícil como ensillar un gallinazo.Sí, señores.
En todas partes hay avivatos, sinvergüenzas y estafadores que comercian con las penurias de los demás.
Un claro ejemplo de estos alojados violadores es un tipo algo viejón, quien toda su vida ha vivido haciendo uso de la trampa y la chicana para poder hartarse el mondongo nuestro de cada día.Nadie lo llama por su nombre.Se le conoce como Buitre.
Este doñito nació en el patio limoso.Sus padres hicieron todo lo posible porque fuera un hombre honrado y que estudiara, pero Buitre eligió la delincuencia como su modus vivendi.
En consecuencia se convirtió en el huésped más popular de las cárceles panameñas y extranjeras, porque a veces viajaba, con plata ajena a otros países, y allá hacía sus tortas y quedaba enjaulado.Hace un tiempo le dijo a Régula y a Saco