'El Bolillo' sacó provecho de una afición y prensa ingenuas
“El Bolillo” vino en busca de sumar méritos que justifiquen su continuidad con la “H”. Llegó con un ramo de rosas por delante y con el puñal escondido a sus espaldas.
'El Bolillo' sacó provecho de una afición y prensa ingenuas
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Por: Roberto Acuña N. [email protected] -
Ante un partido de tanta trascendencia para la selección de Panamá, la noche del jueves (1-1 ante Honduras), la lógica indicaba que el deber de una afición de verdad, de esa que ama a su equipo y no toma el fútbol como joda, es la de hacer sentir incómodo al rival de turno, sea quien sea y más si nos estamos jugando la clasificación a un Mundial.
No nos confundamos: no se trata de agredir, de recurrir a la violencia ni de faltar al respeto. Se trata de crear un ambiente lo más favorable posible al equipo de casa y, sobre todo, si de ese partido podría depender conseguir el boleto a una Copa del Mundo.
Pero ello jamás ocurrió la noche del jueves. Desde que bajó del avión, Hernán Darío “El Bolillo” Gómez, el estratega de la clasificación panameña al Mundial Rusia 2018, siempre tuvo el control. Sabedor del perfil “chévere”, “blandengue”, de cierto sector de la prensa local no se anduvo con cuentos para dar entrevistas, porque de antemano sabía que no se le preguntaría nada que le incomodara y le llenara de ira. Y en efecto, todo fue chistes, joda y abrazos.
El extécnico de la selección aprovechó así al máximo la exposición que le brindaban ciertos medios locales para volver a enaltecer su figura e ir preparando el terreno para lo que ocurriría después en el Coloso de Juan Díaz.
Esos aplausos a ‘El Bolillo’, en exceso, en el Estadio Rommel Fernández, fueron una verdadera vergüenza. No era la hora ni lugar ni el momento adecuado para que la afición de la “sele” anduviera regalando muestras de afecto o cariño a cualquiera que tuviera la totalidad de sus intereses puestos a favor de Honduras.
Mucho menos a un técnico que necesitaba de un buen resultado para intentar convencer a los dirigentes hondureños que él es el hombre ideal para llevar las riendas de Honduras en el próximo proceso mundialista.
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“El Bolillo” vino en busca de méritos que justifiquen su continuidad con la “H”. Llegó con un ramo de rosas por delante y con el puñal escondido a sus espaldas. Y quienes han estudiado su carácter y trayectoria lo sabían.
Y el técnico colombiano –ya con el público, la prensa y la dirigencia del fútbol panameño metida en su bolsillo–, una vez arrancó el partido no tardó en darnos pruebas de que en el mundo del deporte a los “ex” no se les trata con cariño: tranquilamente observó a sus nuevos pupilos repartir patadas a esos mismos jugadores a los que antes de tomar el vuelo hacia Rusia, les dijo: “los amo”.
Ojalá esta haya sido una lección aprendida para esos aficionados que suelen dejarse llevar por la emoción y no por la razón.
Y es que, como profesional, el amor y la fidelidad de “El Bolillo” está con quien le paga el billete. ¿O es que hay quienes creen que dirigió a Panamá por amor y no por dinero? Nada que criticarle, el colombiano vino a hacer su trabajo, desde el punto de vista mediático y deportivo. Aunque solo se llevó un punto, le salió bien la jugada, porque parecía él el actor principal, el hombre al que todos les debían apoyar y rendir pleitesía la noche del jueves.
Nadie intentó sacar al colombiano de sus cabales.
En un partido donde la sele prácticamente se jugaba la vida, el 100% de los aplausos tenían que estar dirigidos a la selección guiada por Thomas Christiansen.
El jueves muchos no entendieron que Honduras y, por lo tanto “El Bolillo”, era el rival y esas excesivas muestras de “cariño” debían reservarse para otra ocasión. Y que no se entienda que debido a esto Panamá no sacó el resultado deseado, porque aquí la responsabilidad recae sobre las extrañas decisiones que tomó Thomas Christiansen y su cuerpo técnico, sumado al flojo rendimiento de sus jugadores en la segunda parte.
Toca esperar que Panamá pueda levantarse mañana cuando enfrente a Estados Unidos, en Orlando, desde las 6:00 p.m. La Roja es quinta con 18 puntos, uno menos que Costa Rica, que ahora está en puesto de repesca. Canadá, líder con 25 unidades, Estados Unidos y México, con 22, ocupan los puestos de clasificación directa al Mundial Qatar 2022.