Caballo trapichero
Por: LUIS ALBERTO GIRALDO MUÑOZ/ @ProfeGiraldo -
Antaño, salvo raras excepciones, nuestro fútbol era pobre… pero decente.
Aquellos quijotes que emprendieron su aventura en los inicios del siglo XX intentaron con empeño, con escaso apoyo, introducir en Panamá el más popular de los deportes a nivel mundial.
Tarea titánica. Porque quien conquista o coloniza impone su religión, su cultura y sus gustos deportivos.
Béisbol, baloncesto y boxeo acaparaban las preferencias de los norteamericanos que nos tenían colonizados física y mentalmente.
La descolonización es otra historia. Y cuando nos sacudimos del colonialismo, irrumpió con toda su fuerza el fútbol, sin dudas el fenómeno de masas más importante en la historia de la humanidad.
Entonces, en 1988, aparecieron nuevos quijotes que fundaron la Asociación Nacional Pro Fútbol (Anaprof) conformada por DIRIGENTES (con mayúsculas) intentando con una visión honesta llevar a nuestro balompié del amateurismo al profesionalismo.
Hoy nuestro fútbol ya no es tan pobre y tampoco es honesto. La visión de los "dirigentes" de ahora es otra. ¿Y de Misión? Eso no existe en su agenda.
El cambio de nomenclatura de Anaprof a Liga Panameña de Fútbol (LPF) solo es una cuestión semántica porque, de crecimiento y desarrollo, es muy poco después de 27 años.
La gran diferencia es que los dirigentes de la LPF secuestraron nuestro fútbol contraviniendo las leyes deportivas del país. Y la LPF camina sin rumbo, con más errores que aciertos. Dando vueltas y vueltas sin saber hacia dónde llegar. Porque no saben llegar al mejor estilo del CABALLO TRAPICHERO.
¿La solución? Si la Liga Panameña de Fútbol no se reinventa… MUERE.
ASÍ DE SIMPLE.