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Además de las protestas y los retoques finales en algunos estadios, la amenaza de huelga de empleados del metro en Sao Paulo durante el Mundial de Brasil
Además de las protestas y los retoques finales en algunos estadios, la amenaza de huelga de empleados del metro en Sao Paulo durante el Mundial de Brasil se convirtió en un quebradero de cabeza más para las autoridades brasileñas y para la Fifa, que en más de una ocasión se ha quejado de la falta de organización del torneo.
La capital paulista, sede del partido inaugural del 12 de junio entre Brasil y Croacia, vivió ayer otra jornada de paralización en el metro de la mayor ciudad de Brasil, la cual registró enfrentamientos puntuales entre huelguistas y miembros de la Policía Militarizada (PM) por segundo día consecutivo.
Además del trastorno en la rutina diaria de millones de personas, la huelga y la lluvia dejaron cifras récord de tráfico en las vías paulistas, que alcanzó un máximo de 251 kilómetros en el día que la ciudad acogió el último amistoso de Brasil que le enfrentó a Serbia.
El metro será el principal medio de transporte de los hinchas que acudirán al estadio inaugural del Mundial, el Arena Corinthians, a donde se trasladarán unos 50,000 aficionados con dicho transporte, según previsiones de las autoridades.
"Normalmente voy en metro al trabajo, pero estos días me he visto obligada a tomar el autobús", explicó Marta Ferreira, quien aseguró que en un día con pleno funcionamiento del metro tarda 20 minutos en hacer el trayecto de su casa a su trabajo, pero que estos días tarda cerca de una hora para realizar el mismo recorrido.
Ferreira se queja amargamente y se dice "trastornada" por esta situación, en la que no culpa al sindicato ni al Gobierno regional. En su opinión, los trabajadores "escogieron un buen momento para llamar la atención de quien puede mejorar su situación", debido a la cercanía con el inicio del Mundial.