Un hombre dado por muerto comenzó a gritar en su tumba, 9 días después de morir
El ataúd, al parecer, dice la Policía, tendría la tapa destruida cuando estas personas abrieron la bóveda y, de inmediato, lo trasladaron al centro de salud de Llorente.
Un hombre dado por muerto comenzó a gritar en su tumba, 9 días después de morir
Por: Redacción / Crítica -
“¡Esto es un milagro, un milagro de Semana Santa!”, gritaban durante la noche de este martes por todas las calles del corregimiento de Llorente, en Tumaco, departamento de Nariño en Colombia.
Al centro de salud acababa de llegar el cuerpo de Fidel Pantoja, de 50 años, a quien desenterraron porque, supuestamente, se escuchaban ruidos en la bóveda en la cual había sido sepultado hacía nueve días. Aseguraban que estaba vivo, publica el diario El Tiempo.
A Fidel Pantoja, cuenta su hijo Iván, de 26 años, lo dieron por muerto el 7 de abril hacia las 3 de la tarde en el hospital de Ipiales. Allí había llegado tras ser trasladado de Llorente por su delicado estado de salud y los médicos les informaron luego de la atención por urgencias que había fallecido después de perder gran cantidad de sangre.
LEE TAMBIÉN: Cantó 106 horas sin parar para romper el récord Guinness, y quedó descalificado
Él tuvo dificultades pulmonares y, de un momento a otro, se murió. Todo fue un boroló (problema), pasó el velorio, toda la gente estaba triste”, cuenta Camilo Perdomo, vecino de la finca de Fidel, en la vereda Inda Sabaleta, en Tumaco.
Según Perdomo, quien es allegado a esta familia de ascendencia indígena, uno de los 10 hijos tras el deceso de su padre decía que soñaba que su padre estaba vivo. La esposa del hombre, María Gladys Marín, en los días posteriores a la muerte, entró en crisis nerviosa y también tenía el deseo de volver a ver a su pareja, pensando que todavía estaba viva. Su estado incluso llevó a internarla por unos días en el centro de salud del corregimiento.
Cada noche de estos nueve días, sus hijos intentaban consolarla, entre ellos Iván le insistía que descansara y la consolaba en esos duros momentos. Sin embargo, María Gladys decía, señala su hijo, que iba a aguardar sentada en la cama. “Yo voy a esperar a que llegue, porque él ya va a llegar”, manifiesta.
Este martes, el nombre de Fidel Pantoja, a quien todavía le hacían luto en el poblado, volvió a sonar por todo Llorente: “Está vivo, este hombre resucitó”, decían curiosos por las calles del corregimiento.
Según la Policía de Tumaco, algunas personas llegaron de visita al cementerio y escucharon en la bóveda donde estaba sepultado Fidel Pantoja ciertos ruidos extraños, al parecer gritos, por lo que decidieron romperla para ver qué estaba pasando.
El ataúd, al parecer, dice la Policía, tendría la tapa destruida cuando estas personas abrieron la bóveda y, de inmediato, lo trasladaron al centro de salud de Llorente.
Allí, el cuerpo es examinado por el personal médico y lo encuentran sin signos vitales. Sin embargo, por la insistencia de los curiosos, quienes insistían que Fidel había sido resucitado, lo remiten al hospital San Andrés, en Chilví (Tumaco), donde de nuevo señalan que el hombre no tiene signos vitales.
Tanto para las autoridades como para los habitantes de Llorente no deja de ser extraño que el cuerpo no estaba en estado de descomposición, parecía casi intacto, solo con quemaduras en su rostro, pues en Tumaco por la humedad es más fácil que esto ocurra con celeridad, dicen.
“Nosotros no sabíamos nada de que mi papá había resucitado, a nosotros nos llaman como a las 7 de la noche. A él no lo pudimos ni ver, tampoco sabíamos dónde lo habían llevado. Hoy (miércoles) nos informaron que mi papá estaba muerto, que ya no había nada que hacer”, cuenta Iván.
La familia de Fidel Pantoja no encuentra explicación a lo que pudo ocurrir con su padre y, por el momento, seguirán con el luto.
Entre tanto, las autoridades competentes realizarán la respectiva necropsia al cuerpo del hombre, con lo que se buscará esclarecer las causas del deceso y si las aseveraciones de la comunidad eran ciertas, de esa manera indagar se Pantoja estaba en un estado de catalepsia.