Mundo - 05/2/20 - 02:45 PM

Trump eleva la tensión electoral ante un Congreso fracturado por su juicio

Donald Trump esquivó cualquier mención al "impeachment", pero la tensión que ha ocasionado ese proceso de destitución flotó en el aire durante todo el acto.

 

Por: Washington / EFE -

El presidente de EE.UU., Donald Trump, aprovechó este martes la fractura que ha generado su juicio político en el Congreso para impulsar su campaña de reelección, con un discurso sobre el Estado de la Unión que fue como un "caramelo" para sus votantes y todo un revulsivo para la oposición demócrata.

En su discurso anual ante los mismos senadores que este miércoles votarán para, a todas luces, absolverle de los cargos políticos que enfrenta por sus presiones a Ucrania, Trump esquivó cualquier mención al "impeachment", pero la tensión que ha ocasionado ese proceso de destitución flotó en el aire durante todo el acto.

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UN GESTO "VENGATIVO"

El ejemplo más gráfico estuvo en su interacción con la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, la misma que hace menos de cinco meses decidió investigarle por el caso de Ucrania.

Si en el discurso sobre el Estado de la Unión de 2019, Pelosi llegó a protagonizar un meme por su efusivo aplauso a Trump cuando él pidió más "cooperación" bipartidista, este año fue la frialdad que se demostraron ambos lo que copó los titulares.

Cuando Trump llegó al hemiciclo y le entregó una copia del discurso, Pelosi le tendió la mano, pero el presidente se dio la vuelta sin estrechársela, un gesto "vengativo", en palabras de Aaron Kall, un experto en Comunicación Política en la Universidad de Michigan, consultado por Efe.

Pero fue Pelosi quien tuvo la última palabra, y esperó al final del acto para agarrar la copia de la alocución que le había entregado Trump y romperla en dos a la vista de las cámaras, algo que justificó luego ante la prensa al tachar el discurso de "sucio".

El episodio reveló el punto al que ha llegado la polarización en el Congreso en los últimos estertores del juicio político, y dejó claro que, a nueve meses de las elecciones en las que busca su segundo mandato, Trump ha dejado atrás cualquier llamamiento al bipartidismo.

UN "CARAMELO" PARA SUS VOTANTES

"Buena parte del discurso fue un caramelo para su base de votantes más conservadora, especialmente en el tema de inmigración", dijo Kall, autor de un libro sobre los discursos sobre el Estado de la Unión.

La parte más parecida a un mitin electoral llegó cuando Trump reconoció entre sus invitados al polémico locutor de radio Rush Limbaugh, toda una estrella entre los ultraconservadores del país pero muy criticado por los progresistas debido a sus comentarios racistas.

Con la ayuda de la primera dama, Melania, Trump concedió allí mismo el máximo honor que puede otorgarse a los civiles en EE.UU., la Medalla de la Libertad, a Limbaugh, que acaba de anunciar que tiene cáncer de pulmón avanzado.

"El discurso pareció una alocución de campaña desde el inicio", afirmó a Efe una experta en el Gobierno estadounidense de la universidad de Virginia Tech, Karen Hult.

PARA LOS LATINOS, UNA DE CAL Y UNA DE ARENA

Incluso su énfasis en la buena salud de la economía, el argumento más potente de la campaña de reelección de Trump, generó abucheos de los demócratas cuando el mandatario alegó que si no hubiera cambiado las políticas de su predecesor, Barack Obama, "el mundo no estaría viendo ahora este gran éxito económico".

Trump utilizó el tema del aborto para motivar a sus votantes de la derecha cristiana y el de las armas para convencer a los conservadores de las zonas rurales, aunque también "tendió ramas de olivo a los votantes afroamericanos e hispanos, cuyo apoyo puede ser crucial para su reelección", opinó Kall.

En ese esfuerzo se enmarcó su invitación al líder opositor venezolano Juan Guaidó, reconocido como presidente interino de Venezuela por más de medio centenar de países, y cuya asistencia al discurso puede reforzar a Trump entre los votantes estadounidenses de origen cubano o venezolano en el estado clave de Florida.

Sin embargo, Trump arremetió también contra los indocumentados "criminales" y celebró su política de mano dura con la inmigración, una postura que puede perjudicarle con los latinos en otros estados.

EL TRUMP DISCIPLINADO

En la era Trump, el discurso sobre el Estado de la Unión se ha convertido en casi la única ocasión en la que el mandatario sigue el guión y se ajusta a los cánones de lo que se considera en Estados Unidos un comportamiento tradicionalmente "presidencial".

Aunque en esta ocasión ahondó la brecha partidista e incluso provocó que varios demócratas se marcharan en mitad del discurso, sí sorprendió a muchos al seguir el modelo del expresidente Bill Clinton en 1999 y no hablar directamente de su juicio político.

"Tuvo que suponerle una cantidad tremenda de disciplina (no mencionar el tema), y mucha gente no creía que fuera a conseguirlo", comentó Kall.

Trump saca músculo económico

El presidente de EE.UU., Donald Trump, presumió este martes de la buena salud de la economía al inicio de su tercer discurso sobre el Estado de la Unión, último de su primer mandato.

"Hace tres años, iniciamos el gran retorno de Estados Unidos", arrancó Trump, con un discurso lleno de reproches al Gobierno de Barack Obama (2009-2017) -al que no mencionó- y que entusiasmó a los republicanos, pero no gustó a los demócratas.

"Los años de decadencia económica han terminado. Los días en los que usaban a nuestro país, se aprovechaban de él, e incluso era despreciado por otras naciones, ha quedado atrás", dijo el mandatario estadounidense.

"Si no hubiésemos revertido las políticas económicas fallidas del Gobierno anterior, el mundo ahora no estaría viendo este gran éxito económico", agregó el presidente, un comentario que provocó los abucheos de algunos demócratas.

Trump presumió de creación de empleo, de bajadas de impuestos y de "luchar por acuerdos comerciales justos y recíprocos".

"Nuestra agenda es implacablemente protrabajadores, profamilia, procrecimiento y, sobre todo, proestadounidense", dijo.

"Increíblemente, la tasa media de desempleo bajo mi Gobierno es menor que bajo cualquier otra Administración en la historia de nuestro país", dijo Trump, quien afirmó que la bonanza económica es un "boom" de la clase obrera.

En contraste con la importancia que le dio a la economía, Trump pasó casi por encima del comercio, uno de los pilares de su Gobierno.

"Prometí a nuestros ciudadanos que impondría aranceles a China para confrontar el robo masivo de trabajos estadounidenses. Nuestra estrategia ha funcionado", proclamó Trump.

Y es que tras casi 18 meses de guerra comercial y la consiguiente escalada de aranceles, Trump selló en diciembre una tregua parcial con Pekín que incluye la retirada de algunos gravámenes y el aumento de las compras chinas de productos estadounidenses.

Presumió además de haber culminado la sustitución del Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN o NAFTA, en inglés) con México y Canadá de la era de Bill Clinton por el renegociado T-MEC.

"Muchos políticos vinieron y se fueron, con la promesa de cambiar o reemplazar el TLCAN, pero al final no hicieron absolutamente nada. Pero al contrario que muchos otros que vinieron antes que yo, yo cumplo mis promesas", sentenció.


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