El hombre del cuchillo

Ramón Fonseca Mora, el estrecho colaborador y donante de campaña del actual presidente Juan Carlos Varela, volvió a usar la analogía del vendedor de cuchillos para tratar de explicar que su firma, Mossack Fonseca, no tiene responsabilidad en la venta de sociedades anónimas que se usan para fines ilícitos, como ha revelado la investigación internacional #PanamaPapers.

"Repito, somos la fábrica del cuchillo", dijo Fonseca Mora en TVN ayer por la mañana. "Si alguien le metió un cuchillo a alguien, no somos responsables".

Fonseca Mora cuestionó a los periodistas panameños que colaboraron con la investigación. "Haber puesto a este tema Panama Papers es muy injusto, y en nuestra opinión, tiene un motivo ulterior, y aquellos panameños que colaboraron con esta investigación y que permitieron que le pusieran el nombre Panamá a la investigación, y no Mossack Fonseca Papers, son, en cierto sentido, malos panameños", dijo el presidente (en licencia) del panameñismo.

Acan Efe califica a Fonseca Mora y su socio Jurgen Mossack como el Batman y Robin del negocio de las "offshore".

Ramón Fonseca estuvo a punto de meterse a cura, pero terminó decantándose por las leyes y obteniendo el título de abogado.

Fonseca perteneció de 2004 a 2007 al consejo asesor de la filial panameña de Transparencia Internacional, la organización que se dedica a denunciar la corrupción política a lo largo y ancho de este mundo.

El panameño también fue asesor legal de la Conferencia sobre el Desarrollo Comercial de las Naciones Unidas en Ginebra (Suiza), y fundó y dirigió Mi Banco, una entidad financiera ya desaparecida que, según cuenta él mismo en su página web, estaba dirigida a "personas con medios económicos limitados".

Como si de algo premonitorio se tratara, Fonseca se alzó en 1994 con el Premio Nacional de Literatura Ricardo Miró gracias a "La danza de las mariposas", una novela que "plantea la estrecha relación entre el poder y la moral" en el Panamá actual. Palabras textuales de su página web y paradojas de la vida.

La otra parte del tándem, Jurgen Mossack, lleva desaparecido en combate desde el pasado domingo. Solo ha dado un par de declaraciones a un medio anglosajón. Su padre era un nazi que perteneció a las sanguinarias Waffen-SS y que se ofreció a la CIA para trabajar como espía en la Cuba de la posrevolución.

Mossack forma parte del Club Unión, la asociación más selecta de Panamá. Además del bufete, el alemán tiene varias plantaciones de teca y negocios inmobiliarios, como indican los informes del ICIJ.

Está claro que, a la luz de lo ocurrido (y de todo lo que queda por venir), Fonseca tiene material suficiente para escribir un nuevo libro. ¿Se llevaría esta vez el máximo galardón de las letras panameñas?