Españoles con apuesta laboral en Panamá
Lejos de España, el catalán Raúl Mons (36 años) jamás olvida las brisas del Mediterráneo que golpean a Barcelona y a los pueblos cercanos. Todavía
Lejos de España, el catalán Raúl Mons (36 años) jamás olvida las brisas del Mediterráneo que golpean a Barcelona y a los pueblos cercanos.
Todavía recuerda los rincones de El Maresme -las playas de Mataró, las callejuelas de Premiá de Mar, las terrazas de Badalona o el varadero de El Masnou- y, por supuesto, añora a parientes y amigos españoles.
El pasado enero, tras presenciar la quiebra de su empresa de instalaciones eléctricas, Mons decidió instalarse en Panamá con su esposa Anabel y su hija Noa, también catalanas. Ha decidido a dejar atrás un pésimo recuerdo de debacle financiera, angustia y desesperanza.
“Panamá es la apuesta definitiva de vida. No creo que vuelva a residir en España porque aquí hemos sido muy bien acogidos. La gente nos ha arropado mucho y estamos muy a gusto. Regresar a vivir en España… nunca”, explica.
Tras emigrar a Panamá Mons logró involucrarse en el reciclaje de desechos sólidos, un negocio en crecimiento regional. “Añoro amigos y familia, pero cada vez son menos las cosas que echo de menos. No veo ni la televisión de España, porque todo es malo y porque estando aquí en Panamá nos queremos desintoxicar de la crisis moral española”, cuenta.
La ampliación del Canal de Panamá -que empezó en septiembre de 2007 y finalizará en abril de 2015-, el acelerado crecimiento de la economía panameña, el “boom” inmobiliario, el despliegue de proyectos viales urbanos, la explosión turística y el desarrollo del sistema financiero han hecho de este país un punto de destino de desempleados españoles que buscan vincularse al pujante negocio de la construcción y a otros sectores económicos.