Media Luna: Del temible ladrón audaz al siervo de Dios

"Media Luna" no era un delincuente común. Era el autor intelectual de una serie de asaltos que marcaron la historia de la delincuencia bancaria en Panamá.
Media Luna: Del temible ladrón audaz al siervo de Dios

Media Luna: Del temible ladrón audaz al siervo de Dios

Por: Redacción / Web -

José María Infanzón, alias "Media Luna", fue durante décadas el cerebro tras los robos bancarios más audaces de Panamá. Su vida de delincuencia y su posterior conversión religiosa trazaron un camino lleno de contradicciones. Falleció el 4 de octubre de 2024, víctima de un paro cardíaco, dejando un legado complejo que oscila entre el crimen y la redención. Hoy, en su sepelio, Panamá recuerda a un hombre que, entre rejas y alabanzas, vivió dos vidas.

El cerebro del crimen
"Media Luna" no era un delincuente común. Era el autor intelectual de una serie de asaltos que marcaron la historia de la delincuencia bancaria en Panamá. Su nombre comenzó a resonar en 1995, cuando lideró el robo de 4 millones de dólares de un camión blindado de Brinks, un golpe que dejó herido a un menor de 17 años.

En 2001, volvió a hacer noticia con el asalto a la jefa de Operaciones del HSBC, donde su banda emboscó su auto y robó 150 mil dólares. Sin embargo, su crimen más recordado fue en 2005, cuando disfrazado de agente de seguridad asaltó el Banco de China en la Zona Libre de Colón. En ese golpe, logró llevarse 2.5 millones de dólares sin disparar una sola bala. Dos años después, su banda regresó al mismo banco y robó otros 2 millones de dólares, consolidando su leyenda.

A lo largo de su carrera delictiva, Infanzón estuvo vinculado a robos bancarios que totalizaron más de 12.5 millones de dólares, entre los que se destacan los 60 mil dólares robados de la Caja de Ahorros en El Ingenio.

La gran evasión y la captura
En 1996, Infanzón protagonizó una de las fugas más sonadas del país. Logró evadirse de la antigua cárcel de Naos, desafiando a las autoridades. Su libertad, sin embargo, fue breve. En diciembre de ese mismo año, la Policía lo recapturó, pero su estatus de leyenda ya estaba consolidado. No solo había demostrado ser un criminal astuto, sino que también sabía cómo escapar de las garras de la justicia.

Su último enfrentamiento con las autoridades ocurrió en 2011, en el edificio Turín de Samaria. Durante una persecución policial, recibió cinco impactos de bala, pero aun así logró disparar a un agente antes de ser finalmente arrestado.

Un corazón redimido
Después de años de entrar y salir de prisión, el hombre que aterrorizó a Panamá vivió una transformación que pocos esperaban. En 2021, se presentó ante la congregación de la Iglesia Sopla Dios del Tabernáculo de la Fe y confesó haber encontrado la paz en la religión. "El Señor me llamó hace mucho tiempo", declaró Infanzón frente a los feligreses. "Hoy estoy aquí para servirle".

El camino hacia su redención comenzó en 2002, cuando un reverendo le regaló una biblia y le profetizó que serviría a Dios. Aunque Infanzón guardó la biblia por años, fue en una campaña de predicación en San Miguelito cuando sintió el llamado definitivo.

Entre lágrimas y problemas personales, decidió reconciliarse con su fe y dedicar el resto de su vida al servicio de Dios.
En ese momento dijo: “No dejes, Señor, que muera hasta terminar la labor que me has encomendado. Hoy fueron recordadas sus palabras a través de un video que se pasó  en medio de su ceremonia fúnebre, celebrada en la iglesia, "Tierra Prometida", ubicada en Juan Díaz. 

El último adiós

José María Infanzón murió el 6 de octubre de 2024 a causa de un paro cardíaco. Hoy, en su sepelio, la gente recuerda a un hombre que vivió en dos mundos: el del crimen y el de la redención. En la iglesia donde compartió su testimonio de fe, los fieles rememoraron cómo el asaltante de bancos más temido de Panamá encontró consuelo en la espiritualidad.

Mientras que muchos lo recordarán como el cerebro detrás de los robos más millonarios de Panamá, otros prefieren ver en él al hombre que, en sus últimos años, decidió entregar su vida a Dios. En su funeral, esas dos facetas quedaron patentes, un hombre dividido entre la audacia del ladrón y el arrepentimiento del redimido.

El pastor, Víctor Barreno, quien dirigió el culto, brindó consuelo a sus familiares y aseguró que el hermano José María se arrepintió de sus pecados y logró la salvación. “Estaba listo para servir a Cristo”, como él mismo decía.    

Infanzón ya está en su última morada: el cementerio municipal de Juan Díaz.

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