Mossack Fonseca defendió galería en reclamo de obra robada
Mossack Fonseca ayudó a una galería de arte de Nueva York a defenderse de un reclamo sobre una obra de arte saqueada por los nazis después de que la aparente descendiente del dueño original inició una batalla legal para su devolución, los documentos de Panamá revelan.
La obra, del artista italiano Amadeo Modigliani, es conocida como “Hombre sentado con bastón”. Modigliani, un joven y pobre alcohólico, murió de tuberculosis hace casi un siglo; sus pinturas se venden hoy por hasta $170 millones. El retrato de un hombre elegante con bigote sentado en una silla, con las manos descansando sobre su bastón, puede valer $25 millones.
Oscar Stettiner, el comerciante judío que se dice era el dueño original de la pintura, huyó de París en 1939, ante la llegada de los nazis, y abandonó su colección de arte.
Cuando la ciudad cayó, los alemanes incautaron la colección y designaron a un “administrador temporal” francés quien subastó la pintura a beneficio de los nazis, de acuerdo a registros legales. “Hombre Sentado con Bastón” cambió de manos varias veces después de eso. En octubre de 1944, un oficial militar de EE.UU. compró el Modigliani en un café por 25,000 francos, de acuerdo a documentos de la corte.
En 1946, Stettiner hizo un reclamo en Francia para comenzar el proceso de recuperar la pintura, indican documentos presentados en nombre de su nieto. Murió dos años después, con su pedido aún pendiente.
En 1958, el Modigliani entró en una colección privada en la que permaneció hasta 1996, cuando International Art Center lo compró a Christie’s en Londres por 3.2 millones, según documentos de las cortes de Nueva York.
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Mondex Corp, una firma basada en Toronto que se especializa en recuperar arte robado por los nazis, descubrió el supuesto origen de la pintura por accidente, cuando indagaba en archivos en un ministerio francés. La compañía ayudó a iniciar la batalla legal para devolverla a Philippe Maestracci, nieto de Oscar Stettiner. Los investigadores rastrearon la pintura hasta un clan de billonarios que compró la obra en una subasta en 1996. Abogados del nieto enviaron una carta a la Galería Nahmad en Nueva York declarando que la pintura pertenecía al nieto, quien estaba en su derecho de reclamarla. Pidieron una reunión para discutir el asunto. La galería no respondió, de acuerdo a documentos de la corte. El nieto los demandó. Cuatro años después, los abogados de ambas partes siguen litigando. Los Nahmad han insistido en cortes federales y estatales en Nueva York que la familia no posee el Modigliani, sino que es de una compañía “offshore” llamada International Art Center, registrada por Mossack Fonseca. Pero registros secretos obtenidos por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, el diario alemán “Süddeutsche Zeitung” y otros medios asociados sugieren que esa declaración es un engaño legal diseñado para ocultar a los verdaderos poseedores de la pintura. La familia Nahmad ha controlado la compañía basada en Panamá, International Art Center, por más de 20 años, muestran los registros filtrados de Mossack Fonseca.
Mossack Fonseca no solo ayudó a los Nahmad a establecer IAC en 1995, sino que provechó a muchos de sus otros clientes con las herramientas para llevar a cabo en secreto altas transacciones de arte en todo el mundo, por obras de artistas como Van Gogh, Rembrandt, Chagall, Matisse, Basquiat y Warhol.
Otros conocidos coleccionistas de arte con compañías registradas por Mossack Fonseca incluyen al clan español Thyssen-Bornemisza, el magnate chino del entretenimiento Wang Zhongjun y la nieta de Picasso, Marina Ruíz-Picasso.
Los registros de la firma mencionan suficientes obras de arte para llenar un museo pequeño. Junto con importante evidencia nueva para la batalla legal por el Modgliani, hay pistas en los archivos de Mossack Fonseca sobre el misterio de las obras maestras desaparecidas de un magnate griego y detalles previamente desconocidos sobre una de las más famosas subastas de arte moderno del siglo XX.
Los documentos revelan a vendedores y compradores de arte que utilizan los mismos rincones oscuros del sistema financiero global que dictadores, políticos, estafadores y otros que se benefician del anonimato que estas zonas secretas ofrecen.
Los datos de Mossack Fonseca también dan una nueva perspectiva de una disputa legal que involucra a la familia Goulandris, una dinastía griega del transporte que está en medio de una pelea por lo ocurrido con 83 obras maestras de arte desaparecidas valoradas en $3 mil millones.