¿Qué es el Poder? ¡A Juan Carlos!...
El coronel (r) Roberto Díaz Herrera, hace un análisis filosófico y político de la saliente administración encabezada por Juan Carlos Varela.
¿Qué es el Poder? ¡A Juan Carlos!...
Por: Por Roberto Díaz Herrera Para Crítica -
Llegaste a una cumbre artificial. Una cumbre de 5 años que llegó luego- como hoy- a un súbito descenso, a pasos de volver a tu llanura, aunque esté llena de lujos. Más poder tuvo Madre Teresa de Calcuta, que aún en medio de mendigos y leprosos, centenares de periodistas y también mandatarios se turnaban para obtener con ella una entrevista. Esa monja dinámica, a quién tuve el placer de saludar, jamás pidió “poder”, sin embargo lo tuvo hasta el último suspiro. O Mandela, que sufriendo en las minas por casi treinta años las humillaciones de sus carceleros, saboreó luego, siempre con su misma humildad, la dignidad de gobernar a su pueblo, amando también a sus propios verdugos, que al final, en su muerte, lo lloraron igual que sus negros, con lágrimas de amor. ¡Es difícil que nadie llore a un ser que se despide de esta vida material, a menos que su corazón se lo dicte!
Más poder tienen los niños que juegan con juguetes e ilusiones, porque sueñan con otros niños sin perder nada y ganar mucho; a diferencia de los presidentes, magistrados, diputados, que creyendo tener poder, pronto pierden el respeto por ellos mismos, de tal manera que ni sus hijos sienten respeto por ellos. ¿De qué vale un supuesto poder sin dignidad?
Más poder tiene el indígena de nuestras serranías que logra hablar tanto con árboles y venados, sin protocolos ni escoltas; y cada vez que pisa la tierra recibe su bendición, porque él la cuida como a su madre, y quién cuida de su madre, jamás pierde el poder del amor.Pronto Juan Carlos, luego de pasear buscando otros poderes, como el de algunos aplausos aburridos seguramente, cuando te den oportunidad de ofrecer alguna charla puramente protocolar en alguna universidad, como parte de la programación regular, que ningún alumno pidió sinceramente, sino que se las pautan cada tiempo, al final tendrás que volver a tu tierra como un rico más, pero sin mucho respeto de nadie. No porque seas una persona mala, sino porque gobernaste sin humildad, y por tanto te mirarán sin admiración, sino como un vanidoso más que pasó a la historia sin pena ni gloria.
¡Cuánto quisieras ser un Pepe Mujica, que teniendo su carrito Volkswagen viejo, como él, tiene a miles y miles no solo del Uruguay, sino del mundo que admiran su sencillez legítima! Tú, en cambio, con tus millones y los autos que quieras, jamás tendrás esa admiración y dignidad. La dignidad del que fue humilde en una silla presidencial o comprando como un parroquiano más su molde de pan en un supermercado, como hoy lo hace Pepe.
Que tu recuerdo fugaz nos sirva a todos, en especial a los que se estrenan “en el nuevo poder” para recordar que esos pasos temporales, no son más que tentaciones para creer que somos más que otros, cuando en verdad no hay tal poder, sino sensaciones de que lo es, porque cuando hay verdadero poder, como el de los sabios aunque vivan en chozas, ese poder jamás se pierde, ni siquiera en la muerte, porque jamás muere el espíritu del que pudo ofrecer sin esperar nada a cambio, el lema de los realmente sabios.
Tampoco debemos tener por ti, Juan Carlos, ningún desprecio, porque Dios nos mandó a ser hermanos a todos. Solo que fuiste un hermano que tomó la senda de la soberbia, y el tiempo, fugaz como siempre, le puso fin, como el tuyo de hoy, donde el ropaje exterior y el simbolismo que disfrutaste por 5 años llegó a su término.
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Dios te permita la inteligencia del análisis, para que luego de ese poder superficial y pasajero, tengas ahora como un ser humano, la capacidad de reflexión, que te lleve al convencimiento de que en verdad jamás tuviste más poder que el de tu conciencia. Ella te juzgará, no nosotros, y tal vez en tus nuevos silencios, sin ruidos de taconeos militares ni sirenas, produzcas a un nuevo Juan Carlos, mucho mejor que el que creyó tener poder por 5 años.