El miedo es el que predomina: así es vivir con claustrofobia
Episodios de miedo, ansiedad, falta de respiración, taquicardia y otros, acompañan a la persona claustrofóbica. Estas sensaciones se pueden manifestar no importa la edad, pero requieren ayuda profesional para tratar de que no se apoderen del día a día del paciente.
Si Alexander (nombre ficticio) debe hacer viajes largos, lo piensa dos y tres veces, pues el solo hecho de sentirse encerrado le provoca ansiedad y desesperación. Él lo evita lo más que pueda, de hecho, el recorrido más lejos que ha realizado a lo largo de sus 25 años ha sido de cuatro horas aproximadamente. Aunque no ha sido diagnosticado por un especialista, él reconoce ser claustrofóbico, un trastorno que asegura le ocurre desde que era apenas un niño y con el que ha lidiado junto a su familia.
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