Por: Fundación -
El pan en las manos de Dios se multiplica; aun cuando sea poco, alcanza para todos. Jesús ordena a sus discípulos: "Denles ustedes de comer". Cuando los bienes se distribuyen bajo la mirada de Dios, alcanza para que todos queden satisfechos.
Un verdadero cristiano no puede estar tranquilo si a su lado hay hambre y miseria, no puede comer solo y tranquilo su cena si un pobre toca su puerta, no puede despedirlo con las manos vacías.
En nuestra sociedad hay muchos que mueren de hambre física, otros, en cambio, tienen riqueza en abundancia.
La cuestión no es la falta de