Ángeles y demonios
Por: Carlos Christian Sánchez Columnista -
" Al demonio no le gustó mucho que fuera a invitar al papa a Panamá". Este fue el tuit que publicó una importante figura pública desde Cuba, en alusión a comentarios negativos contra opositores al gobierno de Juan Carlos Varela, que cuestionaron su efímero viaje a la isla socialista liderada por los Castro.
Cuando leemos mensajes de semejante nivel de quien se sabe lidera e influye en las comunicaciones estatales, y que mezclen temas religiosos con políticos, es evidente el reflejo de una actitud intolerante hacia las voces contrarias a un gobierno que ha perdido enormemente popularidad, según las recientes encuestas.
¿Qué tiene de importancia viajar a Cuba o Estados Unidos, solo para hacer turismo religioso, con el fin de gestionar una visita del papa Francisco a Panamá? ¿No que antes eran malos los paseos al exterior, pero ahora que estamos en la papa, todo es bueno? Este es el doble discurso que al elector que respaldó al varelismo lo termina de frustrar.
Pero más lamentable es echar la culpa a otros, por los errores cometidos. En especial por el comentario lanzado en Twitter. Como siempre, los encargados de Relaciones Públicas y Comunicaciones del Estado pagarán los platos rotos. Así, fácilmente se lavaron las manos, ante las crecientes críticas de los opositores al paseo a La Habana.
El Estado y su Gobierno no deben manejarse con influencia religiosa alguna. El enfoque laico debe reinar, pero en los últimos 15 meses, los gobernantes muy vinculados al Opus Dei se han dirigido a exteriorizar una sempiterna campaña política, matizada por declaraciones confusas y metiendo al Creador, como si ellos fueran una especie de elegidos divinos. Oigan, el pueblo panameño los escogió por su propuesta electoral, no porque se crean santurrones.
Mientras medio Gobierno se va a Nueva York a seguir el turismo religioso, se vuelve a inundar Condado del Rey y varias barriadas quedaron anegadas en la capital. La ciudad de Santiago, en Veraguas, también sufrió una riada imprevista. La inseguridad crece y la economía se estanca, pese a los anuncios de nuevos proyectos de infraestructura en el horizonte. Si no estamos en crisis, entonces vivimos en la percepción engañosa que tanto vende un ministro varelista, que ni él mismo cree ese cuento.
El panameño no perdona ineptitud y engaños. Poco a poco, vemos la verdadera naturaleza de quienes nos gobiernan. El desgaste se saldará políticamente en 2019. Paciencia, que el tiempo es la mejor herramienta para ver la realidad de las cosas. Larga vida y prosperidad para todos. Saludos, amigos todos...