Después de la JMJ
Después de la JMJ
Por: José Raúl Mulino Q. Exministro de Seguridad -
Nos reincorporamos al diario vivir después de ser testigos de una visita papal y de un Encuentro de Juventudes que marcó un antes y un después para el país. La organización, vista desde mi perspectiva de mero observador, lució impecable. La conducta nacional fue cónsona con la misión y el compromiso de país. La Iglesia católica en particular y las demás Iglesias del país en general fueron participativas y cooperadoras. La seguridad fue buena y sin contratiempos. Simplemente, felicidades a todos los que hicieron posible tan preponderante evento teniendo a Su Santidad como el eje central de todo y figura cimera de la fe cristiana.
Los mensajes fueron de gran profundidad, cercanos a la vida y a la realidad que todos vivimos. Si se asimilan o no, dependerá ya de cada quien. Sin embargo, como país vamos ya en la recta final del proceso electoral que pronto empieza con todo lo que ello implica, en circunstancias en las que se vislumbra un intenso enfrentamiento por el poder unido a un desgaste enorme de un gobierno que debe demasiadas explicaciones, atropellos a derechos humanos, manipulación de la justicia y que guarda para sí el recelo de un país al que engañó, frustró y paralizó por venganza. Viendo las caras de los compungidos en los eventos oficiales, las lágrimas que brotaban de rostros de personas que saben que la deben grande y los esfuerzos por vender una fingida unidad, me hacen pensar que este respiro ha sido solo una pausa para empezar un episodio complicado y de grandes consecuencias, en adición a la pérdida del poder.
En los próximos días se cierran las postulaciones a vicepresidentes y quedan las ofertas electorales completas. Inicia la campaña formalmente y será allí donde se conjugará el presente con el futuro y se podrán decantar las propuestas que busquen plantearse para retomar el rumbo coherente de la nación. Nadie dijo que será fácil. Demasiado en juego y la acumulación de errores y de sentimientos de justificados pases de factura van a jugar su papel. El mandatario espero haga algún acto de contrición y procure darle algo de paz al país como preámbulo obligado de su salida y la de su equipo. Allí podremos observar si hubo real entendimiento de los profundos mensajes del papa Francisco para aplicarlos al momento que viviremos camino al 5 de mayo.
Siento que ganó mucho el país. Supimos empinarnos y permitir que el evento transcurriera sin contratiempos. Eso habla bien de todos. Pero ahora volvemos a la realidad, que es una sola, y que por contenciosa traerá debate y polémica sin olvidar factores reales de poder que continuarán al acecho de imponer sus fórmulas, sus opiniones y de incidir en la conducción a partir de sus editoriales y posturas mediáticas. Ojalá me equivoque, pero creo que hasta allá, no llega a calar el mensaje del santo padre.
Mientras, ¡el reloj sigue su marcha y cada día que pasa es uno menos de todos ellos allá!