El derecho a un ambiente saludable

Por: Por: Abilio Abel González López Comunicador social -

Toda persona tiene derecho a un medio ambiente físico y natural, dentro de un equilibrio ecológico que favorezca la calidad de vida a generaciones presentes y futuras.

Ese es el derecho a un ambiente saludable, el cual todos los habitantes de Panamá debemos defender porque es una condición previa para la realización de otros derechos humanos, tales como a la alimentación, la salud y un nivel de vida adecuado.

Es necesario concienciar sobre la importancia de mantener un ambiente saludable, no solo a través de campañas temporales, sino también de una constante y planificada agenda educativa hacia la niñez desde temprana edad, para lograr cambios positivos en la defensa ambiental.

Entre los problemas más agobiantes existentes en muchas comunidades del país, está la acumulación de la basura que diariamente se genera en el hogar, trabajo, escuelas, entre otros sitios. Tal es la cantidad de desperdicios que se visualizan en cada área, sin ningún tipo de clasificación o aprovechamiento a través del reciclaje. Esta contaminación ambiental repercute negativamente en la calidad de vida, así como en el desarrollo de actividades económicas y de turismo, entre otras.

Aunque existen programas básicos para promover el reciclaje, es necesario aplicar políticas más severas para concienciar a la población de no tirar la basura en cualquier lugar, tales como orillas de las quebradas, ríos, lotes vacíos, en las carreteras, entre otros. Hay que implementar las multas que establecen las leyes al respecto. No es posible que lugares que se mantenían libres de desechos, ahora sean depósitos de desechos de todo tipo, que afectan la calidad de vida incluso de los propios irresponsables.

Ante la magnitud de un evento internacional, como lo es la Jornada Mundial de la Juventud, el país debe recuperar su mejor rostro, donde no exista ningún rastro de basura tirada por doquier. Es inadmisible que se permita a plena luz del día, que se tiren toda clase de desperdicios a la orilla de las calles y ríos.

Toda persona debería ser capaz de vivir en un ambiente propicio para su salud y bienestar. El Estado debe tomar medidas concretas y progresivas, individualmente y en cooperación con otros, para desarrollar, implementar y mantener marcos adecuados para habilitar todos los componentes necesarios para un ambiente saludable y sostenible.

La protección de los bosques, manglares y los recursos hídricos del país es una responsabilidad de todos, para beneficio de la presente y futura generación. El ambiente es patrimonio común de la nación y constituye una base para el desarrollo sostenible del país.



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