Es nuestro vino y punto
Por: Colaborador -
Por: Julio César Caicedo Mendieta
A pesar de lo que decimos muchos de los noticieros de la televisión panameña, al momento de perderlos, los extrañamos y comenzamos a quejarnos y a refugiarnos en la radio y, sobre todo, en los periódicos, y eso por internet. Hace poco y como por un mes, acá en las montañas coclesanas, nos tocó desconectarnos totalmente de las pantallas nacionales debido al rompimiento entre la cadena satelital mexicana que cubría gran parte de estos sitiales y que incluía a TV2, la antena que heredamos hace 4 años no transmitía el canal 4 ni el 13. Es decir, solo recibía a la formidable Castalia Pascual y al medio chino Lin Yuen y desde el gobierno de Varela para acá, la agradable presencia de cara de "engomao" con guarapo fuerte, su voz de arriera cansada junto a sus formidables análisis y comentarios. Del reconocido Álvaro Alvarado, teníamos cuatro años desde que nos mudamos al lugar más hermoso del distrito de La Pintada (Piedras Blancas) sin verlo ni escucharlo. Pero desde la primera semana de septiembre todo ha cambiado en las vidas y la comunicación para miles de hogares campesinos, los techos se han poblado con las antenas azules y satelitales de Cable Onda y con ello, nuestros noticieros.
¡Lo nuestro es lo nuestro, compa!, incluyendo noticias y acontecimientos malos, buenos o regulares. ¡Claro que nos interesan las noticias internacionales!, pero de allí a estar prisionero de los comentaristas mexicanos es diferente, tormentoso y aburrido. Yo estaba harto de saber cómo se había fugado "El Chapo" Guzmán, del "Chicharito", de las Chivas Rayadas, del guacamole y de chistes sin gracia, eso se deja para el gusto de los amigos que viven desde Costa Rica hasta más allá de Sonora.
En casi cuatro años de escapar de nuestra noble y leal capital, algo nos faltaba. Pero al sintonizar otra vez al reconocido Álvaro Alvarado, veo con pesar que ahora sufre escandalosamente más del balido de ternero huérfano cada vez que termina un octosílabo en sus comentarios: Ehhh… eee… eee... y lo peor que se lo pega a los entrevistados. Ahora comprendo a mi amigo Donaldo Pertuz que me hace enviarle a EE.UU. grabaciones de carreras de caballos, de boxeo y de nuestras dianas novembrinas.