¡Golpe de Estado a fuego lento!
Por: Por: Aquilino Ortega Luna Periodista -
Innecesaria, desgastante e inoportuna la confrontación política que mantienen los Órganos Ejecutivo y Legislativo, a la sombra del Judicial. El pueblo reclama soluciones a sus principales problemas diarios: salud, transporte y alimentación.
Las diversas organizaciones sindicales, estudiantiles, los sectores económicos, productivos y religiosos gritan: ¡Basta!
El país en general poco gana y mucho pierde con una batalla frontal entre los encargados de conducirlo desde el Palacio de las Garzas y los que legislan desde la 5 de Mayo. Tienen que aparecer por algún lado la cordura, el consenso, la conversación y el acuerdo.
Tienen que morir la diatriba, el capricho, la descalificación y la persecución y venganza política. Demasiados frentes mantiene el Ejecutivo con todo y con todos.
¡Las guerras tienen un periodo determinado de duración, no son para siempre! ¡Ni el ejército más poderoso del mundo puede estar en una permanente batalla! Solo el pensar en eliminar la Asamblea Nacional sería herir de muerte la democracia, un "golpe de Estado" disfrazado y a fuego lento.
El llamado a la armonía formulado por las corrientes religiosas católicas y evangélicas, el Colegio de Abogados y la Apede, entre otras partes, debe ser un puente para encaminarnos a dialogar y a asumir una posición de humildad, sin vencedores ni vencidos.
¡El Órgano Ejecutivo debe bajar de su Olimpo de poder a tierra de los mortales y apostar por un "gran diálogo nacional", donde coincidan todos los sectores, fuerzas y corrientes políticas, la sociedad civil y los que aman Panamá!
Flaco favor le hace esta lucha intestina a una administración presidencial sumergida por casi cuatro años en disputas, protestas, promesas incumplidas e insatisfacción pública. ¡La Asamblea Nacional no puede desaparecer!
Solo pensar en eliminarla sería atentar contra la institucionalidad, la democracia y contra la libertad de pensar y expresarse. Por sobre todas las cosas debe prevalecer la independencia de los órganos del Estado.
¡No hay espacio para la desestabilización del país y la politiquería barata, cuando todavía hay gente que se acuesta sin comer en Panamá. No es prudente arrinconar el diálogo y el consenso para que la politiquería, la mezquindad y los intereses personales mantengan secuestrados los órganos Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
¡La solución al problema está en la paz y no en la guerra! En reconocer y aceptar que la democracia debe ser soberana, cueste lo que cueste. Que los reyes, los presidentes y la politiquería pasan, pero la justicia, la libertad de pensamiento y la independencia de los poderes del Estado quedan, no importa quién gobierne.
¡Ya basta! No acabemos con la democracia tampoco permitamos que se geste un "golpe de Estado" a fuego lento.