Honor a quien honor merece
Esta edición especial de UN MENSAJE A LA CONCIENCIA está dedicada a la canción que ocupó el puesto número uno, es decir, la preferida de casi 6
Esta edición especial de UN MENSAJE A LA CONCIENCIA está dedicada a la canción que ocupó el puesto número uno, es decir, la preferida de casi 6 mil hispanohablantes de 64 países que votaron en nuestra encuesta «Su canción popular favorita». La compuso el baladista ítalo-argentino nacido en 1945, «trovador... emanado del pueblo..., [comprometido con] el pueblo» y acogido por el pueblo, entre los cuales más de 5 millones llegarían a presenciarlo en más de 4 mil conciertos en toda América, y otros tantos comprarían más de 3 millones de sus discos en América y Europa. Se trata del siguiente tema que lanzó Piero de Benedictis en su primer disco en 1969, que lleva por título «Mi viejo»:
Es un buen tipo mi viejo,
que anda solo y esperando.
Tiene la tristeza larga
de tanto venir andando.
Yo lo miro desde lejos,
¡pero somos tan distintos!
Es que creció con el siglo,
con tranvía y vino tinto.
Viejo, mi querido viejo:
Ahora ya camina lento,
como perdonando el viento.
Yo soy tu sangre, mi viejo;
soy tu silencio y tu tiempo.
Él tiene los ojos buenos
y una figura pesada.
La edad se le vino encima,
sin carnaval ni comparsa.
Yo tengo los años nuevos,
y el hombre los años viejos.
El dolor lo lleva adentro,
y tiene historia sin tiempo.
Viejo, mi querido viejo:
Ahora ya camina lento,
como perdonando el viento.
Yo soy tu sangre, mi viejo;
soy tu silencio y tu tiempo.
¡Viejo, mi querido viejo!
«[Cuando] con José Tcherkaski compuse esa canción —recuerda Piero—, mi viejo no tenía ni 50 años; pero igual me moría de [las] ganas de cantársela.... Fui a [su] casa... descolgué el teléfono para que no nos interrumpiera nadie, y se la mandé así nomás. Después de cantar dos estrofas... levanté la mirada del papel donde tenía escrita la canción [y] lo [vi] llorando. Nunca lo había visto llorar, y eso me embargó. Empezamos a llorar los dos.
Más vale que, de ser posible, cada uno de nosotros, así como Piero, honre a su padre antes que sea demasiado tarde. Pues de hacerlo así, Dios mismo, el Padre celestial, nos promete que nos irá bien y que disfrutaremos de una larga vida en esta tierra.