Imprescriptibilidad
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Es una realidad la existencia de un clima generalizado de corrupción en la sociedad panameña, a lo que se suma la impunidad con la que parecen actuar sujetos que en el Gobierno y en la empresa privada aparecen mencionados en todo tipo de escándalos.
En virtud de estos hechos, resulta comprensible que se quiera poner, vía la implementación de leyes rigurosas, un freno a la corrupción rampante que amenaza los cimientos mismos de la sociedad.
A esa necesidad responde en principio el llamado proyecto de ley de imprescriptibilidad, que ha estado discutiendo en los últimos días la Asamblea Nacional.
Pero ¡cuidado!, este proyecto, y la ley que salga luego de su ulterior aprobación, no puede convertirse en una espada de Damocles utilizada para la persecución por parte de futuros gobernantes para pasar factura a sus enemigos políticos.
Un ejemplo es pretender hacer retroactiva la norma, un verdadero desatino que atenta contra principios elementales de derecho, o no poner término de prescripción, lo que convertiría la norma en una amenaza permanente aplicable a cualquiera a quien se quiera perseguir en el futuro, otro desatino.
Tal situación implicaría que un exfuncionario tendría latente de por vida un proceso de investigación.
Cuidado que con esta ley -que seguramente va y debe ser aprobada- se les va, como decimos en buen panameño, “la mano en pollo” a los diputados, ya que al final quedaría como una fuente de injusticia.