Infiernillo político

Por: Ramón Jiménez Veles Analista Político -

Bueno, bueno, la celebración del llamado Halloween, o Noche de Brujas, opacó el inicio del Mes de la Patria, ¿o no? Por cierto que se trata de una práctica que tiene su origen hace más de tres mil años con los celtas (pueblo de origen asiático) que se extendió por Irlanda, Inglaterra, Escocia y Francia para festejar el fin del año (31 de octubre) y esperar el año nuevo (1 de noviembre), cuando se vestían con pieles de animales para ahuyentar a los espíritus. De paso, la celebración actual nos llega de los Estados Unidos, donde la llevaron los irlandeses en el siglo XIX. Lamentablemente, el mercantilismo nos trajo el Halloween a suelo patrio, perturbando la conmemoración del nacimiento de la República, ¿o no? Estamos en un país multiétnico en donde se asientan importantes núcleos foráneos (los chinos con el ferrocarril, los afrodescendientes con el canal) y ahora los latinos con el “crisol de razas”. Incluso nuestras empresas emblemáticas con la globalización han pasado a consorcios foráneos. Vale preguntarse si somos una nación, ¿o no? Porque la nación es una comunidad humana de la misma procedencia étnica (y somos multiétnicos) dotada de unidad cultural, religiosa, idiomática y de costumbres, con una historia y un destino común. Esto nos lleva a considerarnos un Estado (ordenamiento jurídico y político de una sociedad multiétnica soberana). De allí la fragilidad de nuestro nacionalismo, pues este es una adhesión a la nación y todo pareciera indicar que es muy endeble nuestra conciencia de nación. La conmemoración de la formación de la República es más bien observada como una fiesta (no un efecto emocional de orgullo patrio), sino para viajar, parrandear y disfrutar de los días libres. Incluso la ministra de Educación (entidad que debe reafirmar el sentido nacional) viajó en plena fecha patria a París, olvidando su responsabilidad. Y hasta protestamos cuando redujeron los feriados, y no por sentir afectado nuestro sentimiento nacional. No más observar cómo destruimos nuestro folclore (que es un elemento nacionalista) con una pollera (nuestro afamado traje típico) con una máscara de Halloween y lo divulgamos por televisión. El colofón fue el de los billetes de la Lotería Nacional con los horrendos errores de la bandera ecuatoriana y nuestro emblema nacional al revés (como la actual administración). El poeta español Antonio Machado escribió en parte: en los trances duros, los señoritos invocan patria y la venden. El pueblo no la nombra siquiera… Bueno, eso es todo por hoy, pero tranquilos, que el próximo jueves habrá más.


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