Justicia
Por: Yadira Roquebert Periodista -
El día a día trae un sinnúmero de situaciones que, por diversas que sean, siempre ofrecen una nueva oportunidad para volverlo a intentar y perseverar hasta alcanzar lo propuesto, sin detenerse en el pasado, con la mirada puesta en el futuro. Que si cometiste errores, estás en el camino para corregirlos y ser justo contigo y con los que te rodean. El solo hecho de estar vivo es una muestra de lo valioso que eres, solo tienes que ponerle ganas y caminar por el sendero que te llevará a la felicidad y al éxito.
Esta semana conocí a Santo, un veragüense que en la ciudad se hizo microempresario luego de perder su empleo, pues la empresa donde laboró por años cerró operaciones. ¿Pero qué me sorprendió de este señor? Fue su determinación y valentía para enfrentar la vida con éxito y lograr, como emprendedor, completar sus cuotas para jubilarse cuando cumpla con la edad. Hoy muestra con orgullo su ficha de Seguro Social actualizada.
El caso de Santo es digno de imitar por parte de los miles de emprendedores que existen en mi Panamá, el país de las oportunidades, y que se han forjado gracias a las facilidades que el Gobierno, en sus diversas administraciones, les ha brindado.
En ese luchar por alcanzar metas, Santo espera de la Alcaldía de la ciudad capital un acto de justicia, y es que hace un tiempo le retiraron una carretilla de acero inoxidable, cuyo costo es de mil dólares, que le prestó a un extranjero. Lo último que supo, extraoficialmente, es que se la cedieron por 60 dólares a una persona. El seguirá insistiendo por recuperarla, aunque para ello tenga que pagar por un error que cometió al solidarizarse con un emigrante. Él espera que se le haga justicia y que no lo tengan de allá para acá.
¿Pero cuán justo es el hombre? Este domingo, el padre Víctor nos habló de la justicia y del amor, comprendí que al hacer el bien, detrás de cada acción está inmerso el amor por el prójimo, y ese actuar da paz, la cual muchas veces perdemos por nimiedades, falta de comprensión o resentimientos que impiden ser feliz.
Espero que nuestro amigo Santo pueda recuperar pronto su carretilla, con todos los accesorios para hacer sus raspados; mientras, los que leen esta columna reflexionen sobre la presencia del amor, la paz y la justicia en sus vidas.