La espumeante playa ‘Juan Hombrón’
Por: Julio César Caicedo Mendieta Colaborador -
Casi todos saben que esta playa de mucha discordia queda en Coclé. Pocos saben que se llega antes de llegar a Antón a mano derecha en la única venta de frutas después de Chirú. Se entra por un camino de tierra bien trazado, plano y que se presta para cualquier automóvil. No existe letrero, así que pregunte. Media hora desde la Interamericana le toma avanzando despacio, admirando arrozales de lado y lado. La única playa que yo he visto parecida a Juan Hombrón tan solitaria, espumeante, cristalina y con tantas aves de mar disputándose los peces, queda en la Isla del Rey: Playa La Legua.
La única voz humana que he escuchado en ese paraje de DS mientras corro con Jerónimo Antonio (nuestro perro), ha sido de la que sabemos. No deja de gritar mientras disfruto del oleaje espumoso y con esos, hace que el perro salga para estar con ella en la orilla. Y tiene sus razones para temerle a una playa cuando hay oleajes, ella como muchos creen en las noticias del tiempo y más porque el año pasado, una ola gigante que llegó sorpresivamente a la orilla le arrebató una de sus mejores chancletas y no la ha devuelto jamás. Imagínense una "chancla" carísima que se la mandaron de Brasil con motivos del mundial y con la cara de teléfono ocupado de la zurda Dilma Rousseff.
Voy a aprovecharme del gusto de bañarme en una playa como Juan Hombrón, hasta que se pueda, sobre todo antes de que los dueños de la atmósfera, el oro y de la manteca de culebra en Panamá, vendan o construyan hoteles como los ya existentes en el mismo litoral. Lo único que sería bueno que dejaran espacio para la turba como en las playas de Jamaica de manera que gocen tanto los que fuman canyac en un lado como los turistas en otro lado separados por una cerca.
Ya le tengo unos versos a La Playa Juan Hombrón y sin ánimos de contradecir a José Martí cuando dijo: El arroyo de la sierra me complace más que el mar, yo les digo a ustedes que por Juan Hombrón va a quedar preso más de un cabrón. Hasta la fecha me pasa lo de muchos: Feliz en los arroyuelos, ríos y playas libres de Panamá. Juan Hombrón me fascina además porque no existen minisúper de chinos vendedores de cerveza, puestos de arepas ni ranchones vendedores de pesca'o frito. Así que lleven su "lonche", sus refrescos y no dejen la basura y menos se la tiren al mar que también puede corromperse. La última vez que fuimos observamos tres cosas que nos alarmaron: Una lancha misteriosa muy cerca de la orilla, un grupito de pela'os vestidos a la moda y en el camino dos motos de linces que venían hacia la playa a una velocidad de "gorro quita'o".