Morbo
Sin duda el drama humano vivido por la pareja conformada por Edwan Frías y Haymara Córdoba, quienes hace varias semanas descubrieron que el niño que criaban como propio no era su hijo, sino que había sido cambiado al momento de entregárselo en el Hospital Santo Tomas, era un tema digno de cobertura y seguimiento por los medios de comunicación social, sobre todo en cuanto a la responsabilidad final de semejante negligencia.
Sin embargo, ¿dónde termina el trabajo periodístico serio y empieza el morbo lacrimoso, solo con el deleznable propósito de ganar audiencia, sin profundizar en la causa del mismo y proponer medidas correctivas?
A veces se ha acusado a la prensa escrita de promover el sensacionalismo con la crónica de sucesos, señalamiento muchas veces injusto, porque en el estilo del mejor periodismo clásico el reportero presenta los hechos, respondiendo siempre a las preguntas que constituyen el interés básico del lector.
Otra cosa, es la televisión, donde por su característica audiovisual da pie a explotar, a veces de manera vergonzosa, el drama humano de la miseria, las enfermedades y toda clase de hechos donde convergen emociones complejas.
El caso del niño, intercambiado por otro, ha sido explotado hasta lo inimaginable por un canal de televisión, que en aguda competencia con sus pares, se ha agarrado desesperadamente de este caso para aumentar su sintonía, muy lejos de la solidaridad humana que deben inspirar casos como el de Edwan y Haymara.