Movimiento

Por: Milcíades Ortiz Catedrático -

Hace más de sesenta años, como un chiste se decía que en San Miguelito había más santeños que en Las Tablas. Se señalaba una realidad sociológica llamada “migración interna”, que es el movimiento de personas dentro de un país, por lo general buscando mejores condiciones de vida. Un estudio histórico indica que se han dado fuertes movimientos de personas del interior a las ciudades por la construcción del Canal y el funcionamiento de bases en la Segunda Guerra Mundial. Las migraciones, ya sean dentro de un país o que vengan del exterior, sociológicamente son provocadas por el llamado “factor de expulsión”. Por lo general, las malas condiciones económicas son este detonante, aunque también se dan las oportunidades educativas y culturales. Como muchos países, Panamá tiene una estructura de recursos y bienes desfigurada.

Estudios hechos en los años sesenta mostraban la capital panameña como un enorme centro que agrupaba casi la totalidad de las instituciones oficiales y empresas comerciales y de salud. Colón podría tener importancia como puerto, pero no se le comparaba. Y ni qué hablar de David y Chitré. Recuerdo que en el Valle de Antón en los años cincuenta, en el pequeño mercado se reunían los domingos, jovencitas que querían venir a la capital como domésticas. También conocí un curioso movimiento de muchachos indígenas de San Blas. Sus padres los entregaban a familias de la capital, para que les sirvieran como domésticos a cambio de educación primaria. Al terminar los estudios, volvían a sus islas. Esto se daba igualmente en Chiriquí.

Como sociólogo hice documentales de televisión sobre el movimiento humano de Azuero a la capital. Recuerdo a jovencitos llegar en los buses a la piquera, con humildes maletas y “tamugas”. En Viejo Veranillo frente a la Universidad de Panamá, pregunté a varias familias, qué otras razones aparte de la económica los había hecho dejar el interior. Me sorprendí cuando mostraron la Universidad y dijeron que querían que sus hijos fueran profesionales (algunos lo lograron). Trasplantaron ciertas maneras de la vida interiorana. Por eso alrededor de sus humildes viviendas había árboles de mango, papaya y hasta gallinas. Al desarrollarse el interior, disminuye el movimiento humano hacia las ciudades (desde los años ochenta del siglo pasado, distinguidas personalidades han luchado por una constituyente. No merecemos que ahora la conviertan en un relajo politiquero).



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