Partió Carlos Jones
Jones había llegado expulsado del Instituto Nacional, donde había sido uno de los dirigentes estudiantiles más contestarios del Frente Estudiantil Revolucionario (Fer-29).
Yo cursaba el cuarto año en el Instituto Fermín Naudeau cuando Laura o Lalo me lo enseñaron. Creo que fue Laura, porque la frase que recuerdo se acerca más a su estilo que al de Lalo. -"Ese es Carlos Jones", dijo bajito como revelándome un secreto. Junto a Cesar Mejía y Eldis Barnes se movía un negro alto, espigado, que conversaba y bromeaba.
Era mediados de 1972 y el señalamiento de Laura era coherente con las expectativas que había levantado Jones. Varios estudiantes se le acercaban solo para escucharlo porque solo Cesín Mejía y Eldis parecían entender su léxico. Jones había llegado expulsado del Instituto Nacional, donde había sido uno de los dirigentes estudiantiles más contestarios del Frente Estudiantil Revolucionario (Fer-29).
Su presencia en el Naudeau estaba condicionada a una buena conducta, medida innecesaria si se consideraba que comparado con el Nido de Águilas, la residencia de los arqueros era una especie de santuario conservador, aunque nosotros éramos la expresión organizativa más beligerante en el colegio, heredera de las acciones de Rafael García y que continuaban los hermanos Martínez, Aby y Nando, y la propia Laura, una belleza de militante con la palabra y en la militancia. Así Carlitos Jones se convirtió desde su llegada en una especie de ejemplar exótico con el que muchos queríamos hablar, conocer sus ejecutorias de militante estudiantil, cuya tarea central en el Naudeau era graduarse.
Ignoro si su diploma dice Fermín Naudeau o Instituto Nacional, pero lo cierto es que no dejaba de ser singular. Recuerdo que yo mismo fui parte de esa magia, busque la conversan con él y la obtuve, pero para esos tiempos yo era, al lado de Jones un aprendiz de brujería, y creo que le entendí muy poco porque él tenía ya un camino recorrido, más experiencias y manejaba códigos adversos a los que yo ya conocía; él por ejemplo hablaba de la dictadura aunque siempre lo vi tranquilo y sin acosos, burlón y jodedor, cortés e insinuante con las muchachas, poseía carisma y ostentaba un orgullo por lo que era, por sus prácticas de boxeo y por la posición política que defendía. Yo hablaba del proceso, de los asentamientos campesinos que en esos momentos dirigía mi padre.
Había un abismo de diferencias entre ambos, muchas cosas que nos enfrentaban, pero quizás por nuestros orígenes o nuestras visiones generales del mundo, había algo que nos identificaba y que nos hizo amigos por toda la vida. No era una amistad de concesiones gratuitas, era crítica, contundente, de señalamientos puntuales, pero en el mejor de los intercambios.
Jodedor a morir, pero una buena persona con percances en la vida, o acciones ilimitadas que en algunos momentos le propiciaron inconvenientes que sirvieron, a quienes no lo conocían, para señalarlo de formas que nada tenían que ver con sus preocupaciones auténticas. Su país, por ejemplo, su soberanía, las condiciones de vida paupérrimas de muchos panameños, la lealtad a la amistad de sus amigos, sus hijos...¿errores y censuras? ¿quien no?
Pero a la hora del balance cuentan poco las diferencias políticas, más bien importa la comunidad de ideales aun con variantes en la aplicación. Carlos Jones era uno de los nuestros. René Hernández, periodista de filiación panameñista y otro amigo contemporáneo ha dicho esta mañana: "Nuestro gran amigo Carlos Jones acaba de morir. Otra baja producto de la pandemia. Su condición de hipertenso desembocó en un paro cardíaco. Sus pulmones se complicaron y su corazón no resistió. Carlos Jones era un abogado muy querido en ese gremio y también mantenía buena relación con los periodistas".
Suficiente descripción como para entender que al final del camino ciertas diferencias políticas, que no todas, se reducen a una especie de anecdotario, de bloques del edificio de la vida que pueden ser de un color o de otro, de un tamaño o de otro, pero que en fin... van por el mismo camino, construyendo y haciendo vida. Me pega duro la partida de Carlos Jones, fue una imagen permanente de mi escenario social y con su partida siento que ese escenario se comienza a desarmar.
Hasta luego hermano, sigue siendo allá como fuiste aquí, porque con seguridad a esta hora estarás desplegando tu risa al confirmar que la muerte solo es un susto para quienes no creen en la eternidad que nos ha regalado nuestro padre. Un abrazo hasta donde estés. (JBV)