Realidad alterna
U n personaje que se vendió como próximo presidente de Panamá jugó a la maniobra de adjudicarse las obras impulsadas por Ricardo Martinelli Berrocal y
U n personaje que se vendió como próximo presidente de Panamá jugó a la maniobra de adjudicarse las obras impulsadas por Ricardo Martinelli Berrocal y el gobierno que lidera Cambio Democrático (CD), hasta fines de este mes de junio. Se subía al metro, visitaba a los viejitos que recibieron el plan de los $120 a los 70, argumentaba que todo lo bueno de la saliente administración lo hizo él.
Juan Carlos Varela gana la presidencia, gracias a este “lobbie” mediático, en donde periodistas, diarios y televisoras vinculadas al Partido Panameñista hacen una fuerte campaña desinformativa, desprestigiando a Martinelli y CD. Casi terminan diciendo que el 1 de julio, viviremos en el País de las Maravillas, como si el Mesías arnulfista es la solución de todos los problemas del momento.
Empero, comienzan los primeros signos de un gobierno clasista. Los designados por el varelismo entrante son de alcurnia dorada y muy pocas unidades vienen de clases populares. Igualmente, se notan los recorridos de triunfo y retribución a los medios de comunicación servilistas como el diario de la 12 de Octubre, el impreso allá cerca en Curundú, además de la televisora de la Tumba Muerto. Se quitan la careta de periodistas imparciales para demostrar favoritismo al panameñismo.
La entrada del futuro gobierno varelista necesita de una opinión pública favorable para preparar el camino a grandes retos en su agenda. La idílica congelación de precios que todavía no han sabido explicar, junto a la promesa de llamar a la constituyente son temas tan explosivos que requieren todo el apoyo de los medios, ante el debate intenso que rodearán a ambos.
La realidad alterna que nos venden los varelistas y medios afines, evidencian que Panamá tiene problemas pendientes ahora aletargados por el cambio de Gobierno. El transporte aún no se resuelve, los buses piratas y la crisis de traslado de pasajeros en La Chorrera, Vacamonte, Pacora y San Miguelito persisten. La delincuencia se niega a ceder terreno, los educadores y galenos están vigilantes ante las acciones que haga el próximo presidente. Y finalmente, el alto costo de la canasta básica familiar pende sobre las cabezas de todos los panameños.
Las promociones idílicas de un país feliz con la subida de Varela al poder es la repetición de la política propagandística de calmar ánimos al pueblo, al modo de la frase romana de “pan y circo” para las masas. De allí que ahora periodistas y medios afines al panameñismo lanzan sus ataques desinformativos tratando de desprestigiar a candidatos electos de CD, Molirena y hasta la administración de Martinelli. Pero a la larga, fracasarán.
El pueblo panameño espera que se cumplan las promesas del varelismo. De lo contrario, comenzarán las quejas contra el gobierno entrante. Solo el tiempo dirá.
Larga vida y prosperidad para todos, saludos amigos.