Reciclar
Por: Por: Milcíades Ortiz Catedrático -
La primera vez que conocí el reciclaje en Panamá como un gran negocio fue en los años setenta del siglo pasado. Siendo periodista, visité una empresa que compraba papel para convertirlo en rollos higiénicos, envases de huevo, papel toalla y otros artículos. El ingeniero Herrera, encargado de la empresa, me mostró el proceso que se hacía para aprovechar el papel que se botaba o vendía. Señaló que le dolía tirar a las tinas con ácido libros y enciclopedias que ya no les servían a sus dueños.
Esto prueba que desde hace por lo menos medio siglo existían en Panamá empresas dedicadas a aprovechar la basura. ¡Pero me quedo corto! Más de veinte años antes, cuando era un chiquillo, por la calle primera Parque Lefevre pasaban carretilleros que cambiaban “botellas por mangos” (de hilacha). Papá explicó que esas botellas eran lavadas y las volvían a usar… Él era un ejemplo de reciclaje. Los desperdicios orgánicos de la cocina (todo lo que se pudre) se enterraban en un hueco. Días después se recogía un abono para mejorar las plantas, especialmente sus adoradas rosas.
En el interior del país, años antes, existían pequeños vertederos de basura. Algunos les echaban tierra y también conseguían abono. Otros no lo hacían y quemaban la basura. Las latas servían para ponerles agua a las gallinas y los perros. En otras se sembraban flores o se convertían en tinacos para recoger basura. No olvidemos los deliciosos sancochos cocinados en enormes latas que habían tenido manteca. Estos y otros ejemplos desmienten a los que sostienen que el reciclaje es de esta época. Lamentablemente, la generación panameña actual solo recicla el cinco por ciento de la abundante basura que produce. Somos el segundo país latinoamericano que hace más basura, superado por Chile.
Casi cinco mil toneladas de basura se producen en el país diariamente, sin contar la de los hospitales. Debemos apoyar los esfuerzos que se hagan por lograr una cultura del reciclaje en el país (dice el Cholito Mesero del viejo café de Santana que algunos políticos se reciclan y cambian de partido a cada rato. Lo hacen porque solo les importan sus beneficios personales).