Tras la resurrección
Por: Por: Yadira Roquebert Periodista -
La Semana Santa deja la pregunta: ¿Qué mensaje deja la resurrección de Jesucristo? Un tema para reflexionar. La resurrección de Cristo nos hace un llamado a cambiar de actitud frente a la vida. La culminación de estos días santos nos invita a recapacitar y enmendar errores cometidos. A transitar en una nueva vida, siguiendo la luz, representada por el cirio pascual, que significa el nuevo camino que vamos a recorrer.
La resurrección del salvador del mundo, nos trae un mensaje centrado en el cambio, un proceso basado en la prudencia, la inteligencia y la energía. Ser prudente es sinónimo de ser cuidadoso al recapacitar y enmendar con inteligencia los errores cometidos, y ejecutar nuevas acciones con energía.
Es necesario comprender que hace 2,018 años, el hijo de Dios, el cordero, limpió los pecados de la humanidad; basado en ello, se hace necesario analizar nuestras vidas y corregir caminos torcidos que, como seres humanos, con debilidades, hemos tomados. Se trata de una invitación a cambiar. La decisión de intentarlo ya es un paso hacia la transformación, solo tienes que pedirle a Dios que te ayude, iluminando tu camino opacado por la oscuridad.
En ese querer transformar nuestras vidas y salir de la oscuridad es necesario fortalecer la fe y confiar en Jesús, entregándole tus preocupaciones, angustias y pensamientos sobre lo que pueda suceder después. Déjalo ser Dios, que pueda actuar con libertad, con manos libres; entrega tus angustias y duerme tranquilo, te corresponde solo creer, que es un acto de fe, y verás cómo te sorprenderás.
Por experiencia personal, sé que es así; la vida nos lleva a experimentar hechos extraordinarios que cada vez te convencerán de que Dios nos pone una carga pesada, de la que en principio no nos explicamos el porqué; al final del camino reconocemos el propósito de la misión encomendada.
Para los lectores de mi Panamá, el país de las oportunidades, es necesario concluirles que la Semana Santa y la resurrección de Jesucristo nos llaman a cambiar nuestras vidas, fortalecen nuestra fuerza, nos dan energía, inteligencia y nos piden ser prudentes. Es una invitación a seguir su luz que ilumina nuestro andar y nos aleja de los pecados capitales y del apego al “yo” que da origen a la corrupción y al egoísmo.