Violencia adolescente de género
Por: -
Pedro Miguel Lamet
Periodista
Uno piensa, según las apariencias, que las nuevas generaciones están en "otro rollo" respecto a sus padres. Visten diferente, les gusta otra música, otra política o pasan de ella, y tienen otras inquietudes cuando las tienen.
Entre los aspectos negativos que los jóvenes están copiando de los mayores, las estadísticas arrojan que los imitan en su concepción machista de la mujer y, por tanto, en la horripilante violencia de género.
¿Atavismo genético? ¿Contagio sociológico y psicológico? ¿Herencia cultural? Lo cierto es que las adolescentes ya a partir de los 12 o 13 años empiezan a verse acosadas por el dominio de sus novios, pretendientes o compañeros. Frases como "eres mía", "mándame una foto para saber con quién estás", "que no te vea con otro" constituyen solo el principio de una actitud de dominio que puede desembocar frecuentemente en maltrato psicológico e incluso físico.
Resulta chocante que en un mundo donde se busca la paridad de sexos en el trabajo y la política, cuando los Gobiernos anuncian una lucha sin cuartel contra la violencia de género y se airean las continuas noticias de esta triste pandemia, se facilitan teléfonos y asistencia para paliarla, precisamente los jóvenes tropiecen con la misma piedra.
La pregunta, como siempre, hemos de hacérnosla a nosotros mismos. Toda violencia es fruto del miedo a perder o intento de conservar a la fuerza cuanto creemos nuestra propiedad exclusiva. Los criterios de la sociedad de mercado han invadido también el mundo del espíritu. Igual que decimos "mi coche", "mi casa", "mi dinero", hemos convertido a los demás en objetos, de los que consciente o inconscientemente unos se sienten dueños y otros por desgracia aceptan ser su mercancía. Pero el ser humano ha nacido para la libertad y nadie tiene derecho a arrebatársela y menos por la violencia, conculcando sus derechos fundamentales. La gran pregunta es: ¿qué valores vamos a dejar a nuestros hijos en la familia, la escuela, la política, la economía, la cultura, los medios de comunicación? ¿No tenemos los jóvenes que nos estamos mereciendo?