Película de terror, el caso de la descuartizadora de Coclé
Felícita vistió a sus hijos en la sala de la casa y les dijo que no entraran a la habitación por razones que no explicó, por lo que los niños notaron muy extraña su actuación, según la fuente.
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Por: Jorge Luis Barría Crítica -
La casa cerrada, la cinta amarilla retirada, una bicicleta de un niño a un costado, cajas de cervezas en la parte trasera y tres neveras, entre esas, una tirada en el suelo, muy cerca a la lavandería. Este es el panorama, cinco días después del asesinato de Pablo Monroy, en Altos de Llano Bonito de Aguadulce, luego que su mujer, Felícita Guevara, lo picara.
En una nevera fue donde supuestamente Felícita introdujo el cuerpo descuartizado de Pablo, de manera silenciosa, ya que el vecino de al lado no se encontraba, porque por su trabajo hace viajes distantes.
Algo extraño
Aquel día la mujer, supuestamente, había ido a una tienda, donde realizó compras, luego volvió a la casa, y en horas de la tarde una vecina llegó a realizarle el pago de cosméticos que vendía la imputada, a manera de ingreso económico, ya que no trabajaba, reveló una fuente.
“Tita” mandó a buscar a sus hijos que estaban donde sus abuelos, en la comunidad de El Coco de Aguadulce, para llevarlos a un cumpleaños en el sector de Pocrí, dijo.
Felícita vistió a sus hijos en la sala de la casa y les dijo que no entraran a la habitación por razones que no explicó, por lo que los niños notaron muy extraña su actuación, según la fuente.
Al pasar las horas, “Tita” volvió con sus hijos a su casa, pero demoró muy poco, y se retiró a la casa de sus abuelos, residentes en El Coco.
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Una vez se dio el hallazgo por parte de las autoridades, y tras confesar a algunos familiares de lo ocurrido, Felícita Guevara fue entregada por sus abuelos, quienes llegaron con ella hasta la escena.
Cuando llegó, “Tita” empezó a gritar: “¡Yo lo maté, lo maté y lo piqué!, y está en la parte de atrás, metido en una nevera con café”, luego cayó desmayada, por lo que fue socorrida por vecinos. Después la trasladaron hasta la subestación policial de la zona.
Una pareja en casa
Los vecinos dijeron que el viernes, en horas de la tarde, llegó una pareja a bordo de un taxi, pero que vieron la situación tan normal, porque eventualmente se hacía fiesta con amistades y familiares los fines de semana.
El día de los hechos, aparentemente Felícita se había tomado algunos tragos.
Otros vecinos afirman que en ocasiones escuchaban que la pareja discutía, hasta que la mujer le suplicaba a Pablo que no se fuera, porque le ayudaba con los hijos.
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Los familiares hablan
A escasos 10 minutos, desde la plaza principal de Aguadulce, está ubicada la comunidad de El Coco, donde familiares de Felícita dijeron no creer lo que sucedió.
“Yo estoy segura que ella no fue, mi hija no fue”, dijo la madre al conversar con Crítica.
En tanto, la abuela, quien crio a Felícita, recalcó que en varias ocasiones fue víctima de agresión, que cuando la visitaba presentaba moretones en su cuerpo.
Los familiares, visiblemente afectados, resaltaron que los hijos de “Tita” aún no saben que Pablo fue asesinado, y están esperando llevarlos a un psicólogo que pueda explicarles la situación y el porqué la mamá está detenida.
También afirmaron que una vez el mayor de los hijos de Felícita se fue a la casa de sus abuelos, porque aparentemente Pablo le estaba pegando a la mamá.
Aunque todo apunta a la indiciada como la principal responsable, la familia pide que se investigue, porque no creen que ella haya sido capaz de cometer esa atrocidad.
¿Quién era Felícita?
Ella cursó el bachillerato de Comercio en el colegio Rodolfo Chiari, el cual abandonó, culminando sus estudios en la Escuela Nocturna Oficial.
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Al parecer, Felícita no ha tenido suerte en el amor, ya que el padre de sus hijos también la maltrataba, caso que llegó hasta los tribunales, que le otorgaron la patria potestad de los tres menores y la casa en la que se mantenía viviendo junto a Pablo.
Docentes que le dieron clase en el Rodolfo Chiari destacaron que era una alumna de un promedio regular, pero nunca fue grosera y siempre mantuvo un respeto hacia sus compañeros y profesores.
Se pudo conocer que la mujer no tenía prontuario policivo.
No era agresivo, dicen
Con un llanto recibió Eydi de González a Crítica, una vez el equipo se acercó a su casa para conocer cómo era Pablo Monroy, ya que ella lo crió desde los 12 hasta los 18 años, cuando “Paty”, como lo conocían, llegó a la comunidad de Ciénega Redonda, en Capellanía, distrito de Natá, junto a su mamá Paula y sus otros dos hermanos, oriundos de Colón.
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Según la señora Eydi, “Paty” nunca fue un muchacho agresivo, ni anduvo en cosas ilícitas como han señalado algunas personas.
Ella expresó que no cree que la mujer lo haya hecho sola, porque “Paty” era mucho más alto que Felícita, y para poder hacer todo, según ella, se necesitaba ayuda.
“Ella lo celaba mucho, no lo dejaba ni venir a mi casa, yo tenía meses que no hablaba con él (Pablo)”, destacó de González.
Antonio Murillo, hermano mayor de Pablo, dice lo mismo.
Murillo resaltó que días antes de la tragedia, Pablo se había ido de la casa porque se dejó con Felícita, pero esta fue a buscarlo a la casa de la mamá, donde le pidió perdón a la señora, llorando, y le dijo que no volvería a pelear con Pablo.
Pablo Monroy Velásquez fue considerado como un muchacho trabajador. Siempre buscó la forma de subsistir, ya sea con el esposo de Eydi, a quien él llamó papá, o trabajando en un taller de chapistería. Luego ingresó a laborar en la empresa azucarera.
Los familiares destacaron que hace algún tiempo atrás el hermano de Felícita, en medio de una fiesta, agredió con un bate a Pablo, por lo que no descartan que este pudo ser un detonante.
”Paty” no tenía caso condenatorio en su récord policivo.
Por el momento, el Fiscal de Homicidio, Moisés Tuñón, mantiene la hipótesis de que puede existir una segunda persona implicada en el caso, por lo que las investigaciones continuarán.