¿Efectivo o tarjeta?
Y al concluir el primer año de su experimento, Elkins se demostrará a sí misma que sí pudo ahorrar sus anhelados 600 dólares. Luego tendrá que decidir en qué se los va a gastar.
Ella reconoce que sus tarjetas de débito y crédito permanecen dentro de su cartera, ansiosas por ser utilizadas, pero sabe que si se mantiene firme en su decisión no tendrá que acudir a estas acompañantes que le han estado encareciendo la vida.
Es Kathleen Elkins, una periodista de Business Insider que se ha propuesto dejar a un lado el dinero “plástico” y emplear como contraparte solo sumas en efectivo.
Durante dos largas semanas, esta joven se sumergió en el experimento de pagarlo todo con dinero contante y sonante. A su proyecto lo llamó “la dieta del efectivo” y ahora confiesa que no le ha ido muy mal.
Varias investigaciones han llegado a la conclusión de que las personas gastan mucho más dinero cuando pagan a través de tarjetas que cuando meten mano a su bolsillo o a su monedero para pagar por un servicio, ya que los efectos de un impulso de compras no se ven, con las tarjetas, hasta el final del mes.
Según su propio testimonio, con esta divisa en mente Elkins se propuso impulsar un ahorro considerable de su dinero personal y con ello empezar a salir de no pocas deudas.
De manera que lo que se inició como un simple reto personal a corto plazo, ahora podría ser el inicio de un cambio de estilo de vida financiera. “14 días de efectivo –asegura- cambiaron la forma en que voy a seguir empleando mi dinero para siempre.”
¿Y de dónde vendría la eficacia de este método? Para Elkins, del conocimiento exacto del dinero que uno va consumiendo día a día, y de la certeza de que, a través de este método, podemos conocer a pie juntillas cuánto dinero gastamos en un lapso, por ejemplo, de una semana.
Más allá del pago de la renta y de los servicios públicos, esta joven ha tratado de mantener sus gastos personales por debajo de los 500 dólares mensuales, y para ello se ha destinado un férreo presupuesto de 125 dólares a la semana para gastos personales.
Con esta nueva medida, la joven calcula poder ahorrarse 600 dólares en lo que queda de año.
Elkins cree que este sistema personal hizo que lo pensara mejor a la hora de realizar ciertas compras y, cosa curiosa, asegura que “disfrutó de la comodidad general que implica llevar dinero en efectivo” encima.
Sin embargo, siendo realistas, esta estrategia de presupuesto personal no toma en cuenta los imprevistos que siempre ocurren cuando vivimos en sociedad: un regalo de bodas para una amiga, un ticket de estacionamiento, un billete de avión…, aunque al final la bloguera los considera “demasiado infrecuentes para ser tenidos en cuenta”.
Con todo esto, Kathleen Elkins es optimista: si mantiene el plan podrá ahorrarse unos 50 dólares cada mes, algo que no podría permitirse, creo, si operara a diario con “dinero plástico”.
Y al concluir el primer año de su experimento, Elkins se demostrará a sí misma que sí pudo ahorrar sus anhelados 600 dólares. Luego tendrá que decidir en qué se los va a gastar.