Calendarios de adviento, cuenta atrás para Nochebuena

La tradición germana de los calendarios de adviento ha ido extendiéndose poco a poco. En el Reino Unido y Estados Unidos ya ha alcanzado un éxito notable y también comienza a hacerse presente en otros lugares. Fotos: EFE

En el cristianismo, el adviento es el comienzo del año litúrgico y comprende las cuatro semanas anteriores al 24 de diciembre (Nochebuena). Se trata de un periodo de preparación espiritual para la llegada del niño Jesús.
En los países del centro del continente europeo estas fechas se viven con una alegría especial.
Cuando se acerca el mes de diciembre, comienzan los tradicionales mercados navideños y el aire se llena de aromas a vino caliente especiado y dulces típicos.

Los calendarios de adviento, con su pequeña sorpresa diaria entre el 1 y el 24 de diciembre, hacen que esperar la Navidad sea todavía más ameno.
Esta tradición nació en Alemania, donde los más pequeños de la casa solían hacer marcas con tiza en las puertas o en las paredes y luego iban borrando una marca cada día durante la temporada de adviento.
También solían colocar pajitas en un pesebre a diario hasta tener preparada una cuna para el niño Jesús la víspera de Navidad.

Una de las primeras referencias a los calendarios de adviento procede de un libro infantil escrito por Elise Averdieck.
“Por la noche, cuando la pequeña Elisabeth se va a la cama, su madre le habla de la historia de la Navidad y aprenden y cantan muchos villancicos. Cada noche se añade una imagen y los niños saben que, cuando hay 24 imágenes en la pared, la Navidad ha llegado”, narra este libro editado en 1851.

La tradición de hacer marcas en la pared o colocar 24 imágenes religiosas, acabó por dar paso a los calendarios de adviento comerciales.
El primero de ellos se publicó en Hamburgo en 1902, aunque no era un calendario de adviento propiamente dicho sino un reloj. Tenía una manecilla de latón y los números comenzaban en el trece. Sus paneles contenían, principalmente, versos de villancicos.

Sin embargo, suele considerarse a Gerhard Lang como el pionero de los calendarios de adviento impresos.
Cuando era pequeño, su madre solía darle 24 dulces colocados en una caja de cartón y le permitía comer uno cada día durante el periodo de adviento.

Valiéndose de sus recuerdos de infancia, en 1908 sacó a la venta un calendario de este tipo, pero sustituyendo los dulces por dibujos coloridos que podían recortarse y pegarse en una caja de cartón.
Ya en la década de 1920, modificó sus calendarios para incluir unas puertas que, al ser abiertas, desvelaban un obsequio, lo que supuso un gran éxito comercial.

Durante la II Guerra Mundial, los calendarios de adviento dejaron de circular. En 1945, el editor de Stutgart Richard Sellmer obtuvo un permiso de las fuerzas de ocupación estadounidenses para imprimir y vender calendarios de adviento.
El primer calendario prenavideño de este tipo en la posguerra se tituló “Die kleine Stadt” (la pequeña ciudad) y todavía se puede comprar hoy en día.

Richard Sellmer lo dibujó a mano en la sala de estar de su casa en Schmellbachstrasse, frente al actual edificio de la empresa Sellmer, que hoy dirige la tercera generación de la familia. (https://sellmer-adventskalender.com/es).
A pesar de que la temporada de adviento ya había comenzado cuando Sellmer imprimió su “pequeña ciudad”, este primer calendario tras el conflicto bélico logró una gran acogida.

En la actualidad, los calendarios de adviento Sellmer muestran paisajes nevados, estampas navideñas, imágenes religiosas como el portal de Belén o la adoración de los reyes magos, escenas inspiradas en la época victoriana y monumentos emblemáticos de distintas ciudades alemanas.
La mayoría de ellos ocultan una imagen tras cada una de las ventanas. Otros, en cambio, esconden un pequeño bombón de chocolate.

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