Pescadores desafían en el mar a la mina que desató protestas en Panamá

Una docena de pequeñas embarcaciones fondean desde hace semanas en el Caribe panameño para impedir que algún barco acceda al puerto que opera Minera Panamá, filial de la compañía canadiense First Quantum Minerals (FQM), sumándose así a las protestas que tienen semiparalizado Panamá en rechazo a un polémico contrato entre el Estado y la minera.

Fotos: EFE

Las redes sociales han bautizado a estos pescadores como los "guerreros del mar", que con su protesta han obligado a la minera a reducir sus operaciones de procesamiento de minerales.

Esos pescadores y campesinos del área de Donoso, ubicada en la caribeña provincia de Colón, colindante con la gran mina Cobre Panamá, se mantienen desde hace 15 días en guardia en sus embarcaciones frente al puerto con un lema contundente: "Aquí nada entra, ni nada sale".

"Vinimos a defender la vida, el agua, el aire que respiramos y que queremos para nuestros hijos y nuestra familia (...) Sabemos que aquí inicia el proceso de minería en Panamá", dijo a EFE el marinero y profesor Carlos Cruz, oriundo de un pequeño pueblo de la zona, desde una lancha frente a ese vasto puerto.

Hace una semana Cruz decidió subirse a la lancha con el resto de sus compañeros al grito de "Pueblo unido jamás será vencido", para recorrer unas cuantas millas náuticas en modo de protesta "pacífica", que, según advierten, no cesará hasta que la Corte Suprema de Justicia declare inconstitucional ese contrato.

Los marineros recuerdan que en 2017, la Corte Suprema declaró inconstitucional el contrato minero de 1997, lo que obligó años más tarde a las autoridades y a la empresa a renegociar. Producto de ello, es este nuevo pacto minero, que según los ambientalistas tiene los mismos vicios que el anterior, mientras el Gobierno y la compañía defienden sus beneficios para el empleo y la economía.

Algunos lugareños alegan que los perjuicios de las operaciones de la mina son mayores que sus beneficios, al tener por ejemplo que solicitar permiso para ir de un pueblo a otro a través de zonas propiedad de la mina.

"No tenemos transporte para llegar hasta acá, sino que tenemos que pedir un requisito (de la mina) y así andar hasta aquí", explicó a EFE Santos Miranda, un indígena Ngäbe Buglé que vive en Nuevo Edén, una comunidad pegada a la mina.

Durante las protestas han revivido un tema sensible para los panameños: su soberanía nacional, recordando la época del control estadounidense en las bananeras o sobre la "zona" del Canal de Panamá.

Además, señalan algunos manifestantes, sus "preocupaciones" no se limitan a pedir "mejoras económicas ni de calidad social de las comunidades", sino el respeto al medioambiente.

Panamá es un país pequeño y esta área es verde y llena de ríos, dijo uno de los pescadors 

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