Un día de difuntos entre restricciones y poco público

El septuagenario Luis Espino coloca con las manos temblorosas un ramo de flores sobre la tierra mojada de la tumba de su hermana, tío y sobrino. Ni la pandemia, ni la previsión de lluvia ni la posibilidad de aglomeraciones, tan peligrosas en estos tiempos y más para él, le impidieron acicalar las sepulturas de sus familiares en un atípico Día de los Difuntos en Panamá.

"Yo siempre cumplo con las normas que dice el Gobierno. Pero hoy tenía que venir a visitarles", cuenta a Efe Espino en el Cementerio de Amador, ubicado en el barrio de El Chorillo, una de las áreas más pobres y conflictivas de Ciudad de Panamá. / EFE

En las faldas de Cerro Ancón, donde ondea una inmensa bandera tricolor de Panamá que recuerda "el mes de la patria", se encuentra el cementario histórico y abarrotado de tumbas, donde la humedad corroe las cruces blancas de piedra y madera. Allí descansan expresidentes, políticos, militares, escritores y centenares de panameños.

Al contrario de otros años, este 2020 los cementerios de Panamá han recibido menos público y mantienen un estricto protocolo de bioseguridad en un esfuerzo por mantener controlados los indicadores de la covid-19, que desde hace dos meses permiten ensayar una "nueva normalidad" con cautela y una batería de limitaciones.

En la entrada de los campos santos, personal del Ministerio de Salud, de la Policía Nacional y de la Alcaldía de Panamá toman la temperatura y desinfectan las manos a los asistentes, quienes para poder pasar deben obligatoriamente estar ataviados con mascarilla.

Ante la celebración del Día de los Difuntos y de las fiestas patrias, que generan una gran movilización de personas hacia el interior y las recién reabiertas playas, el Ministerio de Salud recomendó a adultos mayores y menores de edad no visitar los cementerios, ni los supermercados ni aquellos lugares donde se puedan formar aglomeraciones.

Panamá, con 134.336 casos y 2.706 muertes por la covid-19, es el país más golpeado de Centroamérica en cuanto a número de contagios (Guatemala acumula 3.738 muertes), y el pasado 12 de octubre cerró un accidentado proceso de reapertura de casi todas las actividades económicas no esenciales y desconfinamiento de la población.

Con mascarillas y distanciamiento, los visitantes apuran los últimos minutos. Nadie rompe las reglas, un comportamiento que ha adoptado la sociedad panameña y que ha sido objetivo de felicitación por parte de las autoridades.

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