El mago del pincel
Hablar de “Monchi” en La Chorrera, como popularmente se le conoce a Moisés Enrique Hormi, es referirse a pintura y decoración de buses,
Hablar de “Monchi” en La Chorrera, como popularmente se le conoce a Moisés Enrique Hormi, es referirse a pintura y decoración de buses, de colores y pinceles que recrean con sus paisajes y rostros humanos, la vista de los peatones que caminan por la ciudad bajo el ruido de las troneras, agotados por el calor del sol que cae lentamente.
“No recuerdo cuando comencé a pintar, porque hace tanto tiempo que me dedico a este arte. Pero me acuerdo de que empecé fue pintando chivas de Boca La Caja-Hospital en El Chorrillo”, comentó el artista, mientras le ponía colores a su caja de herramientas que contiene postes de pinturas, pinceles y otros utensilios de uso diario.
Así fue como en la terminal de buses de La Chorrera, que entonces funcionaba en El Chorrillo, un conductor de esa piquera lo vio pintando y le preguntó “oye, muchacho de dónde tú eres”, al saber que era chorrerano, le encomendó un cuadro, que después sería la puerta de entrada para encargos posteriores.
De aquel tiempo, “Monchi” recuerda que pintaba los rines de los buses por veinticinco centavos y les ponía hasta siete colores, y por un paisaje cobraba un dólar.
En su trayectoria profesional, este humilde hombre del pueblo también llegó a plasmar sus habilidades artísticas en los llamados “diablos rojos”, hoy desaparecidos del escenario capitalino.
Al referirse a los cambios tecnológicos introducidos en la decoración y pintura, dijo que ahora se usa el sistema de aerógrafo, pero el verdadero arte es del pincel.
