Mariano - 22/9/13 - 03:36 PM
Rivera: 'Los Yankees han sido todo para mí'
En el negocio del béisbol, con el sistema de agencia libre y el canje de jugadores, sin mencionar las innumerables lesiones que han dado por finalizadas las carreras de muchos peloteros, ya es prácticamente imposible ver a jugadores que empiecen y terminen su carrera en un solo equipo. Rivera ha tenido la suerte de ser unas de las pocas estrellas en poder pintar su carrera con el uniforme rayado, con el cual ha salvado 652 juegos en la temporada regular y 42 durante la postemporada, y siempre ha afirmado que nunca hubiese logrado tener un carrera con seguro destino a Cooperstown sin haber ves
Tomado de ESPN
Mientras el 22 de septiembre los Yankees se dedican a honrar al pelotero quien ha sido su jugador más importante por casi dos décadas, Mariano Rivera reflexionó ante las cámaras de ESPNDeportes sobre sus 19 años de excepcional carrera en Nueva York.
En 1995, los Yankees encontraban en la etapa inicial de cosechar las piezas necesarias para lo que terminó siendo una dinastía que conquistó cuatro campeonatos en seis años, pero pocos se podían haber imaginado que Rivera iba a ser quizás la pieza más importante de su éxito.
Rivera finalizó su año como novato con una marca de 5-3, con 10 aperturas y récord de tres ganados y tres perdidos y efectividad de 5.94, lo cual selló su destino sin saberlo cuando finalizó la temporada como relevista y se destacó saliendo del bullpen con su gran labor en la Serie Divisional ante los Marineros de Seattle.
Aunque los Yankees, tras una histórica remontada para clasificar a los playoffs, perdieron esa emocionante serie divisional en cinco partidos, Rivera lanzó cinco entradas y un tercio si permitir una sola carrera, ponchando a ocho bateadores y presentándole al mundo el devastador "cutter" que acabó con cada bate que se le cruzó en el camino.
Muchos prospectos probablemente no hubiesen estado conformes con el cambio de abridor a relevista, pero Rivera lo aceptó como única oportunidad de lograr su sueño de jugar en el béisbol profesional estadounidense.
"Yo estaba contento nada más de estar en las Grandes Ligas y no me importaba cómo. Simplemente Dios tenía planeado todo lo demás. Nada más tenía que estar allí y hacer mi trabajo," señaló el cerrador panameño.
La presión hubiese sido insufrible para cualquier otro lanzador al tener que llenar los zapatos del cerrador John Wetteland, pero para Rivera fue tan fácil como su estable envío de la lomita al plato.
"No sentí esa presión. Simplemente no podía hacer más de lo que podía. Simplemente le pedí a Dios que me diera la fuerza y que me mantuviera libre de lesiones para poder hacer mi trabajo", afirmó.
En el negocio del béisbol, con el sistema de agencia libre y el canje de jugadores, sin mencionar las innumerables lesiones que han dado por finalizadas las carreras de muchos peloteros, ya es prácticamente imposible ver a jugadores que empiecen y terminen su carrera en un solo equipo.
Rivera ha tenido la suerte de ser unas de las pocas estrellas en poder pintar su carrera con el uniforme rayado, con el cual ha salvado 652 juegos en la temporada regular y 42 durante la postemporada, y siempre ha afirmado que nunca hubiese logrado tener un carrera con seguro destino a Cooperstown sin haber vestido el uniforme de los Yankees.
"Para mí los Yankees han sido todo - mi escuela, mi casa. Mi casa fuera de mi casa. Una familia", dijo Rivera. "Usar este uniforme y ponérmelo todos los días es para mí un honor, una satisfacción y doy gracias a Dios por los Yankees de Nueva York".
Quizás la carrera de Rivera no concluya con un capítulo perfecto mientras Nueva York sigue en su improbable búsqueda de conseguir uno de los comodines de la Liga Americana, aún a tres juegos del segundo comodín, pero el panameño sólo se siente agradecido de todo lo que le ha dado el béisbol y cómo los Yankees terminarán la campaña con la frente siempre en alto.
"Ha sido una temporada fuerte, donde hemos tenido prácticamente la mayoría del equipo lesionado y todavía estamos aquí, y yo estoy muy orgulloso. Si lo hacemos, pues [más orgullos todavía] porque eso es lo que queremos, queremos llegar. Y si no, estoy muy orgulloso del equipo que tuvimos y de la manera que peleamos hasta el final".
Mientras el 22 de septiembre los Yankees se dedican a honrar al pelotero quien ha sido su jugador más importante por casi dos décadas, Mariano Rivera reflexionó ante las cámaras de ESPNDeportes sobre sus 19 años de excepcional carrera en Nueva York.
En 1995, los Yankees encontraban en la etapa inicial de cosechar las piezas necesarias para lo que terminó siendo una dinastía que conquistó cuatro campeonatos en seis años, pero pocos se podían haber imaginado que Rivera iba a ser quizás la pieza más importante de su éxito.
Rivera finalizó su año como novato con una marca de 5-3, con 10 aperturas y récord de tres ganados y tres perdidos y efectividad de 5.94, lo cual selló su destino sin saberlo cuando finalizó la temporada como relevista y se destacó saliendo del bullpen con su gran labor en la Serie Divisional ante los Marineros de Seattle.
Aunque los Yankees, tras una histórica remontada para clasificar a los playoffs, perdieron esa emocionante serie divisional en cinco partidos, Rivera lanzó cinco entradas y un tercio si permitir una sola carrera, ponchando a ocho bateadores y presentándole al mundo el devastador "cutter" que acabó con cada bate que se le cruzó en el camino.
Muchos prospectos probablemente no hubiesen estado conformes con el cambio de abridor a relevista, pero Rivera lo aceptó como única oportunidad de lograr su sueño de jugar en el béisbol profesional estadounidense.
"Yo estaba contento nada más de estar en las Grandes Ligas y no me importaba cómo. Simplemente Dios tenía planeado todo lo demás. Nada más tenía que estar allí y hacer mi trabajo," señaló el cerrador panameño.
La presión hubiese sido insufrible para cualquier otro lanzador al tener que llenar los zapatos del cerrador John Wetteland, pero para Rivera fue tan fácil como su estable envío de la lomita al plato.
"No sentí esa presión. Simplemente no podía hacer más de lo que podía. Simplemente le pedí a Dios que me diera la fuerza y que me mantuviera libre de lesiones para poder hacer mi trabajo", afirmó.
En el negocio del béisbol, con el sistema de agencia libre y el canje de jugadores, sin mencionar las innumerables lesiones que han dado por finalizadas las carreras de muchos peloteros, ya es prácticamente imposible ver a jugadores que empiecen y terminen su carrera en un solo equipo.
Rivera ha tenido la suerte de ser unas de las pocas estrellas en poder pintar su carrera con el uniforme rayado, con el cual ha salvado 652 juegos en la temporada regular y 42 durante la postemporada, y siempre ha afirmado que nunca hubiese logrado tener un carrera con seguro destino a Cooperstown sin haber vestido el uniforme de los Yankees.
"Para mí los Yankees han sido todo - mi escuela, mi casa. Mi casa fuera de mi casa. Una familia", dijo Rivera. "Usar este uniforme y ponérmelo todos los días es para mí un honor, una satisfacción y doy gracias a Dios por los Yankees de Nueva York".
Quizás la carrera de Rivera no concluya con un capítulo perfecto mientras Nueva York sigue en su improbable búsqueda de conseguir uno de los comodines de la Liga Americana, aún a tres juegos del segundo comodín, pero el panameño sólo se siente agradecido de todo lo que le ha dado el béisbol y cómo los Yankees terminarán la campaña con la frente siempre en alto.
"Ha sido una temporada fuerte, donde hemos tenido prácticamente la mayoría del equipo lesionado y todavía estamos aquí, y yo estoy muy orgulloso. Si lo hacemos, pues [más orgullos todavía] porque eso es lo que queremos, queremos llegar. Y si no, estoy muy orgulloso del equipo que tuvimos y de la manera que peleamos hasta el final".