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Continúa la afanosa búsqueda y rescate de víctimas en Indonesia

Hoy concluyó el plazo que dieron las autoridades indonesias para encontrar personas con vida bajo los escombros a pesar de que los equipos de búsqueda y rescate.
Un equipo de rescate usa una excavadora para buscar personas bajo las ruinas de una casa en la aldea Balaroa, en Palu, Sulawesi Central (Indonesia). EFE

Un equipo de rescate usa una excavadora para buscar personas bajo las ruinas de una casa en la aldea Balaroa, en Palu, Sulawesi Central (Indonesia). EFE

Por: Indonesia / EFE -

Las sirenas de las ambulancias que transportan los cuerpos sepultados se escuchaban hoy sin cesar en las calles de Palu, la ciudad más afectada por el terremoto y tsunami que golpeó hace una semana la isla indonesia de Célebes, mientras la actividad comercial vuelve a la arrasada localidad.

Esta capital provincial donde viven más de 350.000 personas intenta recuperarse de la tragedia con la apertura de comercios, bancos y una mayor distribución de alimentos y gasolina, bajo el trauma de un recuento oficial de fallecidos que hoy aumentó a 1.571.
Hoy concluyó el plazo que dieron las autoridades indonesias para encontrar personas con vida bajo los escombros a pesar de que los equipos de búsqueda y rescate tan solo consiguieron llegar hace un par de días a zonas que acumulan la mayoría de víctimas, como Petobo, al sur de Palu.
En este pueblo, que quedó arrasado por un alud de tierra provocado por el sismo, una excavadora ha abierto un camino en el barro que se hunde más de dos metros y que según la Cruz Roja sepultó a entre quinientas y setecientas personas.
"Aquí había una mezquita, un colegio, una clínica, ya no queda nada", dice a Efe el universitario Yohannes, que se refugia en un cercano campamento para desplazados, mientras camina entre la destrucción.
Petobo, al igual que en la aldea Jono Ogo del municipio Sigi que sufrió otro corrimiento de tierra, o el barrio Balaroa de Palu, uno de los más afectados de la urbe, centra los esfuerzos de los rescatistas y los fallecidos aparecen cada pocos minutos.
El conductor de ambulancias, Eddy Kartiano, cuenta a Efe que hoy ha recogido once cadáveres, la mayoría de ellos en muy mal estado.
El difícil acceso a la región y los daños en las infraestructuras y las comunicaciones han retrasado la ayuda nacional e internacional, como la de un equipo de bomberos españoles que ha llegado en la mañana de hoy a Palu.
El presidente de la ONG Bomberos Unidos Sin Fronteras (BUSF), Antonio Nogales, indicó a Efe en el aeropuerto de la capital provincial que la esperanza se centra ahora en los edificios caídos por el seísmo ya que es probable que haya casos aislados de "huecos de vida".

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"Si tienen alimentos y agua hay récords de hasta quince días debajo de los escombros; debajo de la tierra es imposible", dijo el bombero español, quien precisó que tras el tercer día baja mucho la probabilidad de encontrar supervivientes bajo las ruinas.
Algunas ONG en el terreno aseguran que el número de personas sepultadas puede ascender al menos a mil, aunque por el momento el portavoz de la Agencia Nacional de Gestión de Desastres, Sutopo Purwo Nugroho, solo habla de 113 desaparecidos y otras 154 personas atrapadas entre los escombros.
El clima tropical de Célebes y la estación seca han jugado en contra de los esfuerzos de los bomberos, soldados y demás organizaciones, que han abierto una fosa común en la que han sido enterradas hasta la fecha 1.551 víctimas mortales para evitar epidemias.
Para honrar a los fallecidos, este viernes se ha celebrado una oración musulmana en la playa Talise de Palu, una de las zonas más afectadas por el tsunami, en la que las olas alcanzaron más de tres metros, a la que han acudido cientos de personas.
A mediodía se celebraron los primeros rezos del viernes, los más importantes en el islam que profesa la mayoría de la población de la zona, que llegaron con mejoras en el suministro eléctrico, dañado en un 60 por ciento, y la distribución de ayuda humanitaria.
La Cruz Roja informó hoy en un comunicado de que ha distribuido mantas, tiendas, esterillas y 1.400 kilos de arroz entre los desplazados en Sigi y el pueblo Donggala, y que un total de diez camiones cisterna con agua potable llegaron a ambas zonas.
El número de heridos por el desastre asciende a 2.549 y los edificios dañados a más de 66.238.



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