Cuatro bombas sacuden Egipto
Cuatro explosiones en diversos puntos de El Cairo sacudieron la capital egipcia y causaron seis muertos y más de 90 heridos, horas antes del tercer
Cuatro explosiones en diversos puntos de El Cairo sacudieron la capital egipcia y causaron seis muertos y más de 90 heridos, horas antes del tercer aniversario del inicio de la revolución que derrocó en 2011 al entonces presidente Hosni Mubarak (1981-2011).
Los ciudadanos cairotas se despertaron poco antes de las siete de la mañana hora local con el estallido de un coche bomba frente a la sede de la Dirección General de la Policía, en el centro de la capital, que provocó al menos cuatro fallecidos y 73 heridos.
Todavía bajo la sorpresa y la rabia del primer atentado, otra explosión, esta vez en el distrito de Doki, causaba la muerte de un recluta de la policía egipcia y heridas a otras 15 personas.
Un artefacto explosivo menos potente no causó muertos ni heridos cuando fue lanzado por desconocidos contra una comisaría de Policía en Talbiya, en la provincia de Guiza (oeste de El Cairo).
Finalmente, también en Guiza, una cuarta explosión mató a un civil e hirió a cinco reclutas de la Policía, enfrente de un cine en la calle de las Pirámides.
La primera explosión causó grandes destrozos en la sede policial y en el vecino Museo de Arte Islámico que, según el Ministerio de Antigüedades, quedó "completamente destruido".
"He visto la explosión, todo lo que ha ocurrido, la gente corriendo, el miedo, el mundo se ha roto delante de mí, el museo se ha destrozado", dijo Ahmed Abdelaziz, un vecino de la zona, de 48 años.
Cientos de curiosos ocuparon el lugar del atentado, mientras entonaban cánticos a favor del jefe de las Fuerzas Armadas, Abdel Fatah al Sisi, enarbolando además banderas de Egipto y fotos del general que podían comprar ahí mismo a vendedores ambulantes, dentro del propio cordón policial y a tan solo unos metros de la explosión.
Entre policías, vendedores, ciudadanos exaltados y periodistas, se respiraba un ambiente tenso, caracterizado sobre todo por una defensa acérrima del general Al Sisi.