El pasado como presos de Mulino y Mayer
Durante su cautiverio, Mulino reconoce que “su soledad se convierte en su compañía” y decidió escribir todos los días una carta al presidente Varela. No se defiende. ¿Por qué defenderse? Todo lo contrario, deberían ser ellos lo que demostrarán su culpabilidad.
El pasado como presos de Mulino y Mayer
Por: Por: Carmen Carrasco / Comunidad de lectores de La Vanguardia -
Ciertamente, estas líneas podrían resumir la historia de José Raúl Mulino, quien fue detenido durante el gobierno de Juan Carlos Varela (2014–2019), por presuntas irregularidades en el contrato firmado en 2010 con la empresa Selex, filial de Finmeccanica, para la adquisición de 19 radares por un monto de $125 millones. Una de las tantas herramientas que se deseaban utilizar para combatir el narcotráfico y otros actos ilícitos.
La noticia del arresto de Mulino corrió como pólvora en el país. Y las preguntas estaban en la boca de los panameños: ¿cómo, uno de los líderes de la cruzada civilista ha sido detenido?, ¿por qué?, ¿qué acto irregular cometió el exministro?, entre otras.
La Cruzada Civilista es un movimiento nacional, organizado en 1987. Propulsado por un grupo de empresarios de la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá que se convierte en la voz de un pueblo agotado del sistema militar y clama por la libertad, la justicia y la democracia. Uno de estos empresarios es José Raúl Mulino.
En principio, a Mulino se le conduce a la Policía Nacional y lo ubican en una celda transitoria por 12 horas. Tras seis meses de detención logra su libertad, sin prueba que demuestre su culpabilidad. Pero, no todo era bueno, su cárcel era el país, conseguía andar libremente; sin embargo, se le impide su salida del territorio panameño.
Durante su cautiverio, él reconoce que “su soledad se convierte en su compañía” y decidió escribir todos los días una carta al presidente Varela. No se defiende. ¿Por qué defenderse? Todo lo contrario, deberían ser ellos lo que demostrarán su culpabilidad.
Cada una de estas notas terminaba con la siguiente frase: “Cada día mío aquí, es uno menos de todos ellos allá” ¡Cuan verdad! El poder del hombre es finito, pero el poder en si es infinito.
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La icónica figura de Nelson Madela le ayudó a soportar sus largas horas de encierro. La historia de este hombre le alentó a redactar estas cartas, porque él, Mandela, afirmaba: “Nunca he considerado a ningún hombre como mi superior, ni fuera ni dentro de la cárcel”, “porque ser libre no es solamente desamarrarse las propias cadenas, sino vivir en una forma que respete y mejore la libertad de las demás personas”.
Y denuncia, tanto él como sus abogados, la existencia de una “Procuraduría Paralela” en la que el Consejo de Seguridad Pública y Defensa Nacional elaboraba expedientes “llenos de falsedades” para ser filtrados a un medio de comunicación aliado al gobierno de Varela. Se había impuesto el lawfare que intenta neutralizar a sus adversarios.
Es necesario recordar que en la presidencia de Varela, Panamá es anfitrión de la Jornada Mundial de la Juventud 2019 y la pareja presidencial recibe al Papa Francisco. Detrás de los imponentes escenarios se escondía otra realidad, la persecución política a periodistas y a todo aquel que se le opusiera. Analistas políticos consultados consideran que estas acciones “fueron peores” a las ejecutadas durante la época militar de los 80. ¡Válgame, tal comparación!
Pero, Mulino no fue la única víctima de estos juegos y rejuegos del poder. En paralelo, un joven emprendedor y con altos conocimientos en la rama de la tecnología se le arresta en Colombia y es conducido a una de las cárceles más peligrosas de ese país, La Picota, su nombre es Mayer Mizrachi. Un año estuvo en ese infierno. Resultó ser inocente. No había pruebas contra él.
Mientras que el dueño de uno de los medios más importante del país, con 175 años de vida informativa, se ve afectado por la política de persecución iniciada por la administración de Varela. Para evitar la incautación del periódico, La Estrella de Panamá, Abdul Waked entrega la dirección a una junta provisional editorial conformada por reconocidos intelectuales panameños.
Entre tanto, las notas de rebeldía tuvieron un coste del que fuera ministro de Seguridad durante el mandato de Ricardo Martinelli (2009–2014), al ser conducido a una celda de máxima seguridad, la Dirección de Investigación, en la que permaneció aislado y negada la visita a sus familiares. A pesar de sus evidentes problemas de salud -años atrás tuvo una delicada operación de columna vertebral- poco les importó a sus verdugos. Su cuerpo era el que estaba preso en un pequeño espacio que casi impedía su movilidad.
Se reencuentra con la libertad de las ideas y empieza a concebir un gobierno distinto y se interroga: ¿Cómo sería mi actuar de ser presidente de Panamá? Hoy, responde: “En su gobierno se respetará la división de poderes y el fin de la persecución política”.
Mulino y Mayer tienen en común: ambos presos por la administración Varela y ambos el primero de julio tomarán posición de sus cargos por elección popular; uno como presidente de la República de Panamá, y el otro, como alcalde de la ciudad de Panamá.
El dueño de La Estrella de Panamá posiblemente recobre la dirección editorial de su periódico y los periodistas desempleados resultado de esos desatinos vuelvan a sus puestos de trabajo. Termina la persecución política que tanto, pero tanto daño ha provocado al país.
¿Qué ocurrió con el expresidente Varela? Hoy, tiene impedimento de salida del país, ya que pesa sobre sus espalda una investigación y el Departamento de Estado de Estados Unidos en un breve comunicado señala lo siguiente:
“El secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, anunció la designación del expresidente de Panamá, Juan Carlos Varela Rodríguez, como inelegible para ingresar a Estados Unidos, debido a su participación en actos de corrupción significativa al aceptar sobornos a cambio de otorgar inapropiadamente contratos de gobierno cuando fungía como presidente y vicepresidente”.