Gilberto Antonio Guerra: "No estoy muerto"
Rememora Gilberto Antonio que, al ser traslado en la camilla a la morgue, logró balbucear: “No estoy muerto”
“El que resiste, gana”, Camilo José Cela, en su discurso de recepción del Premio Príncipe de Asturias.
El jueves 9 de enero de 1964 auguraba para Gilberto Antonio Guerra Guill un día normal. Cumplía la rutina de un joven estudiante: su horario escolar. Y, a partir del 13 de enero debía de presentar sus pruebas finales, y de obtener buenas calificaciones, concluiría su bachillerato e iniciaría los trámites de ingreso a la vida universitaria.
Al finalizar su jornada escolar en el centro de educativo José Dolores Moscote, Gilberto Antonio se dispuso a encontrarse con sus amigos Caicedo, Montilla y Palacios. Pasada la 5:45 de la tarde, llega al lugar convenido y lo recibe la terrible información: Los estudiantes del Instituto Nacional son reprimidos a punta de bala por la policía zonians al intentar Sembrar Bandera en la Zona del Canal, un territorio que por naturaleza les pertenecía.
Desde el 18 de noviembre de 1903 la Zona del Canal estaba bajo jurisdicción estadounidense, con sus 14 bases militares ubicadas en un área de 1,432 kilómetros cuadrados, que se extendía 8.1 kilómetros a cada lado de la ribera del Canal de Panamá y en diversos puntos estratégicos del país.
La historia relata que, el ingeniero francés Philippe Jean Bunau-Varilla, a nombre del recién estrenado gobierno de la República de Panamá, firma el tratado en el que concede a Estados Unidos a perpetuidad la franja canalera que encadena a los panameños y dejan ser los dueños de sus mares. Era un Estado enclavado en otro Estado.
Protesta del Día de los Mártires en Panamá.
Panama Canal Commission - University of Florida Digital Collections / Wikipedia
Así y todo, incesantes y emblemáticas luchas del pueblo istmeño por sembrar su huella en la tierra arrebatada logran sus frutos en 1962, firman ambas naciones los Acuerdos Chiari-Kennedy y se dispone que, a partir del primero de enero de 1964, la bandera de Panamá junto a la de los Estados Unidos debe ser izada en los edificios civiles, incluidas las escuelas y los administrados por el gobierno estadounidense, con excepción de las bases militares.
El pacto no fue acatado por los zonians, quienes se consideraban dueños de ese territorio. La supremacía del Tío Sam, el poder del Gran Garrote. (Eran llamados zonians los hijos de los ciudadanos estadounidenses nacidos en la Zona del Canal de Panamá).
Cuenta Gilberto Antonio que él, junto a sus compañeros, “decidimos sumarnos a la lucha para enarbolar nuestra bandera al sitial que se merece”. Al avanzar hacia las instalaciones del Instituto Nacional, “vimos a nuestro paso que se encontraban apostados heridos auxiliados por civiles”, a la espera de una ambulancia disponible con el personal médico para su traslado.
Estados Unidos construyó una monumental cerca que terminaba con un enjambre de filosas púas que separaba a la ciudad de Panamá de la Zona del Canal y que impedía el acceso a cualquiera intruso que intentara violarla. Desde la ubicación panameña logró ser testigo presencial de cómo “la policía militar gringa repelía y disparaba a los manifestantes que solo portaban como defensa la bandera panameña”.
La indignación y el dolor se suma al conocer del asesinato de Ascanio Arosemena y decide subir la valla al grito de “yankee go home” y antes de lograr su objetivo “me alcanzó un disparo y recuerdo que solo caí al suelo. Por testigos, supe que fui sacado por varios compañeros de ese peligroso sitio y luego trasladado en una chivita –autobús de pasajeros– al hospital”, relata Gilberto Antonio.
La indignación y el dolor se suma al conocer del asesinato de Ascanio Arosemena
Protesta del Día de los Mártires en Panamá.
Panama Canal Commission - University of Florida Digital Collections / Wikipedia
Su familia narra que, a eso de las 9:30 de la noche, amigos y vecinos le comunican, que, de acuerdo con noticias de última hora transmitidas por la radio, dan cuenta de la muerte de su hermano al ser herido mortalmente. La fuente: el parte médico de la Sala de Urgencia que testimonia su fallecimiento.
Rememora Gilberto Antonio que, al ser traslado en la camilla a la morgue, logró balbucear: “No estoy muerto”, y el equipo que le conducía cambió de rumbo y se dirigió a la sala de operaciones, en la que fue intervenido de urgencia por el doctor Antonio Enríquez Navarro. “Me realizó un enjerto de arteria en la región de la ingle. Me salvó la vida”. No se le puedo extraer la bala y estuvo dos meses hospitalizado.
Gilberto Antonio recuerda cada 9 de enero la lucha de los heroicos jóvenes que ofrendaron su vida y como él hicieron valer el derecho de Panamá a su territorio. No se arrepiente de su osadía. “Si me preguntan: ¿volverías arriesgar tu vida por la patria?, la respuesta es sí", concluye nuestra charla.
Panamá resistió, ganó.