Canal ampliado
Un día especial en nuestra historia. Después de su incorporación a nuestra nación, luego de la lucha de muchas generaciones que concluyó el último día del siglo pasado como consecuencia directa del Tratado Torrijos Carter de 1977, la realidad panameña trascendió a otros parámetros, lamentablemente, no comprendidos aún del todo como una posición de país alrededor de su nueva realidad. Los sucesos de enero de 1964 y la digna e histórica postura del presidente Roberto F. Chiari iniciaron la etapa de abrogación del tratado de 1903, como una política de Estado como deben tratarse y verse las cosas trascendentales de la nación.
De 1990 a 1999 se cumplió con éxito la transición. Los gobiernos de Guillermo Endara, Ernesto Pérez Balladares y Mireya Moscoso hicieron lo propio para lograr esa transferencia imperceptible, partiendo de la realidad, hoy convertida en ventaja, de que iniciábamos semejante camino desde credibilidad cero. Para casi todo el mundo usuario del Canal, la responsabilidad de Panamá frente a lo que había sido la trayectoria de la administración norteamericana nos ponía en desventaja. Solo el tiempo y la ejecutoria panameña nos podían quitar la duda y así fue para orgullo y regocijo patrio. El gobierno de Martín Torrijos llevó adelante la consulta popular con el apoyo de muchos que sin distingos políticos nos sumamos a esa causa de aprobación democrática. ¡Pedimos un SÍ patriótico!
En el gobierno de Guillermo Endara se inicia la transición. La designación conforme al tratado del primer administrador panameño en la figura del Ing. Gilberto Guardia y el antecedente de Fernando Manfredo como primer subadministrador después de 1979, fueron hitos de gran significado y acierto. Luego vinieron ya bajo condiciones diferentes, la del Ing. Alberto Alemán Zubieta y Jorge Quijano en relevos que afianzaron el éxito y la confianza del mundo marítimo internacional, con quienes se inicia y culmina la ampliación.
Como panameños nos empinamos sobre diferencias abismales a inicios de los 90. Se trabajó con sentido de país la legislación que permitía la incorporación de lo que hoy es la región interoceánica a nuestro territorio y se modificó la Constitución Nacional para crear el título del Canal de Panamá que ha regido el rumbo de una entidad que es única, pero patrimonio inalienable del pueblo panameño. Recuerdo las reiterativas palabras que a inicio de los 90 nos repetía el jefe del Comando Sur de los EE.UU. con sede en Panamá, Gral. George Joulwan: "we are gone in 2000", (nos vamos en el 2000), compromiso que hacía más patente nuestra gigante obligación de país frente al mundo. O éramos exitosos o seríamos cualquier cosa menos un país si fallábamos. ¡Lo hicimos bien!
La ampliación que hoy se inaugura es no solo una meta cumplida, sino una manifestación de visión de nuestro país y la Autoridad del Canal de Panamá para con la realidad global de comercio y transporte de mercaderías por mar, acercando mercados a ofertas y acelerando las necesidades de expansión de varios puertos clave en el área del Golfo y Costa Este de los EE.UU. Esa realidad que hoy se inicia nos ubica en una posición única y de gran ventaja comparativa: somos un país con una posición geográfica que debe desarrollarse de ahora en adelante usando esa herramienta de infraestructura que es el Canal ampliado para su gran transformación respecto de lo que hasta hoy han sido los pilares de nuestro desarrollo económico. Panamá adquiere un músculo político-económico de incalculable valor. No es solamente lo que representa Panamá como nación, sino lo que pasa y se conecta e intercambia desde Panamá en el marco del desarrollo logístico que se impone ver, analizar y hacer crecer como un nuevo y exitoso pilar de crecimiento diferenciado en la región y el mundo. Es la posición geográfica la que hay que cuidar y desarrollar.
Resulta imperativo unirnos en torno a esta nueva época y superar diferencias que hoy parecen abismales. Si no se entiende que la coyuntura nos impone grandeza de ideales, entonces, no nos culpemos de ser vistos como pequeños después. El Canal debe ser hoy pieza clave para el desarrollo a futuro de nuestra posición geográfica. Que se sienta que el Canal está en el país y que forma parte del mismo. Panameñizarlo en el buen sentido es una tarea pendiente que va más allá de que sea hoy ya panameño.
Me uno al regocijo y me comprometo a aportar humildemente en esta etapa de nuestra consolidación como Estado soberano e independiente.