El Crimen Organizado y sus Tentáculos

El hecho suscitado en el 2019, donde fue liberado el hijo del Chapo Guzmán y la muerte del candidato presidencial de Ecuador, Fernando Villavicencio (agosto del 2023), por mencionar algunos de los hechos vinculados al crimen organizado, han estremecido a la audiencia internacional.

La ola de violencia narco, registrada durante las últimas 24 horas en Ecuador, lo cual ha dejado como saldo diez muertos, entre ellos dos policías, son situaciones preocupantes, que no deben ser soslayadas por ningún país.

Según el informe bienal (2022) de la Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Transnacional (GITOC), que evalúa este aspecto en los 193 países pertenecientes a las Naciones Unidas (ONU), indica que entre los ocho países con mayor puntuación en la escala de 1 a 10, Colombia se encuentra en segunda lugar con 7.66 y México de cuarto con 7.56, seguido de Nigeria (7.15); Irán (7.10); Afganistán (7.08); Irak (7.05), República Centroafricana (7.04) y Honduras (6.98).

El informe apunta a que el crimen organizado se encauza hacia las comunidades más vulnerables y que el 80 % de la población mundial vive en países con altos niveles de criminalidad.

Advierte además que la corrupción es una de las principales causas que propicia el crimen organizado.

Por fortuna Panamá no figura entre los Ranking mundiales como uno de los países más peligrosos, sin embargo operaciones del alto perfil ejecutadas en nuestro país por el Senan, Senafront, la Policía Nacional y Migración, en las que han sido aprehendidas figuras públicas, narcos y cabecillas de pandillas, es evidente que los tentáculos del crimen organizado cada día buscan expandirse y penetrar en todas las esferas de la sociedad panameña, tal como lo manifestó en su momento el actual ministro de seguridad Juan Manuel Pino Forero.

El titular de seguridad, quien fuera el Jefe de la inteligencia del Servicio Nacional Aeronaval (Senan) y principal impulsor del proyecto de ley de Extinción de Dominio de Bienes Ilícitos, presentado por él en dos ocasiones ante la Asamblea Nacional, ha señalado reiteradas veces que dicha figura legal, busca golpear principalmente el músculo financiero de las organizaciones criminales, a fin de debilitarlas y minimizar su capacidad de penetración, no sólo a través de las redes del narcotráfico, sino también dentro de las diversas esferas de la sociedad.

¿Por qué esperar a vivir situaciones como las ocurridas en Ecuador y otros países de la región, donde el crimen organizado se ha tomado los poderes del Estado, a través de los grandes recursos económicos que ostenta?

Estamos a tiempo de atacar el problema de raíz que es el dinero ilícito, el cual es el motor de las organizaciones criminales.

Atacando sus finanzas podremos minimizar la capacidad operativa y financiera, que les permite a los diversos grupos delictivos operar, crecer, desarrollarse y expandirse.

Este escenario global, regional y local, producto de la narcomafia y sus componentes de extorsión, corrupción, maldad y muerte, nos debe llevar a una profunda reflexión de lo que queremos para Panamá y hasta donde estamos dispuestos a sacrificar, defender y luchar para no caer en un narco Estado o Estado fallido, como lo estamos viendo en nuestro propio continente.