Los guardianes de El Salto
En medio de montañas, caminos de tierra y rocas y una vegetación abundante, encontramos el chorro El Salto, un paraíso escondido en lo más profundo de Las
En medio de montañas, caminos de tierra y rocas y una vegetación abundante, encontramos el chorro El Salto, un paraíso escondido en lo más profundo de Las Minas, en la provincia de Herrera.
Una caminata difícil, a través de un cerro y en medio de árboles y lianas, es necesaria antes de llegar al chorro. Una vez allí, lo complicado de la llegada se olvida; el ruido de la cascada sobre las piedras y el agua clara y fresca hacen olvidar cualquier síntoma de cansancio.
El Salto forma parte de la reserva forestal de El Montuoso, y sus aguas pertenecen al río Mariato, uno de los principales recursos hídricos de Veraguas, que al igual que el río La Villa, nace en la provincia de Herrera, específicamente, en la región de Las Minas.
Desde el inicio de la travesía, un grupo de guías estuvo en todo momento para indicar el camino. Se trata de cuatro pequeños, en edades entre 6 y 14 años, que conocen la topografía del cerro, y también muchas historias que han surgido en su encantador entorno natural.
Los miembros de la familia Gómez son los residentes más cercanos a El Salto. Viven de la agricultura, y alrededor de su humilde vivienda de tablones poseen cultivos de plátano, café y frutales como nance, marañón y naranjas.
Migdalia, la mayor de los cuatro hermanos, estudia el octavo grado en el Centro Básico General de Chepo, de Las Minas. Allí reside como interna de lunes a viernes.
Sin embargo, sus hermanos (Mileydis, Alberto y Jorge) deben caminar alrededor de 2 horas ida y vuelta cada día, a través de caminos y cerros para llegar hasta la escuela. Aun así, asisten cada día y aseguran que sus calificaciones son buenas.
Los niños señalan que no cambiarían su ambiente por otras comunidades más accesibles, puesto que allí pueden levantarse los fines de semana y jugar entre las piedras y pequeños charcos que forman El Salto.
Sin embargo, dijo Migdalia, se sienten preocupados, ya que cada vez más personas “de la ciudad” visitan el chorro, y lo dejan a su paso, lleno de basura y contaminación.
“Cada vez que los visitantes se van, nosotros corremos hasta acá a recoger la basura porque muchas veces tiran latas y desperdicios al río”, dijo la niña.
Migdalia aseguró que le gustaría ser maestra, pero también enseñarles a otras personas los hermosos parajes de Las Minas, en Herrera, y sobre todo ayudar en su conservación.
Sin que nadie se los pidiera, los hermanos Gómez se han denominado los guardianes del chorro El Salto, ya que para ellos, esta maravilla de la naturaleza es un atractivo turístico y un aliado incondicional para vivir.