El agua de lluvia calma la sed en Venezuela
Los niños de dos escuelas de Petare, la barriada más grande de Venezuela, asistían a clases con una cubeta de agua ante las constantes fallas del servicio en el sector, pero con la captación y tratamiento del recurso hídrico proveniente de las lluvias, promovido por el proyecto social Lata de Agua, el líquido sale nuevamente por los grifos.
La iniciativa es desarrollada por los arquitectos Ana Babic y Laurencio Sánchez desde su empresa Arqbiental, en alianza con la fundación Rayo de Luz, con la que pudieron instalar su prueba piloto en estas dos escuelas y un ambulatorio.
El proyecto lleva su nombre por la expresión coloquial que utilizan los venezolanos cuando caen precipitaciones fuertes y que representa el símil del sonido que producen las gotas de agua al caer sobre láminas de techo de zinc, comunes también en sectores populares de ese país.
Babic expuso que el agua de lluvia cae sobre el techo de la escuela donde pasa por unos filtros de piedra, para recoger hojas y pequeños sedimentos. Luego, pasa a los canales que bajan el agua a un filtro de primeras aguas, que son unos tanques que se utilizan para limpiar la superficie del tejado.
Posteriormente se llenan los depósitos de almacenaje y se pasan por otros filtros de sedimentos y purificación, y vuelve a pasar a través de una bomba, para que el agua llega nuevamente a unos pequeños tanques de distribución instalados en el techo.