Washington no quiere la guerra con Corea del Norte: Mattis
Los continuos ensayos de armas de Corea del Norte -incluida una prueba nuclear realizada el pasado 3 de septiembre- y la dura retórica empleada a su vez por la Administración Trump han incrementado este año la tensión hasta cotas inéditas.
El secretario de Defensa de Estados Unidos, James Mattis, afirmó hoy que Washington "no quiere la guerra" con Pyongyang, durante una visita a la frontera intercoreana que tuvo lugar días antes del viaje al Seúl del presidente Donald Trump.
El jefe del Pentágono trató así de rebajar tensiones con el régimen que lidera Kim Jong-un en el simbólico escenario de Panmunjom, la aldea donde en 1953 se firmó el armisticio que puso fin a la Guerra de Corea y actualmente ubicada el corazón de la zona desmilitarizada (DMZ) que separa a Norte y Sur.
"Como ha dejado claro el secretario de Estado (Rex Tillerson), nuestro objetivo no es la guerra, sino la completa, verificable e irreversible desnuclearización de la península coreana", dijo Mattis a los medios, a escasos de metros del puesto de guardia permanente que mantienen frente a frente soldados surcoreanos y norcoreanos.
Mattis, quien estuvo acompañado por su homólogo surcoreano, Song Young-moo, urgió a Pyongyang a detener las "provocaciones" que podrían desencadenar "una catástrofe", según sus declaraciones recogidas por la agencia local Yonhap.
El secretario de Defensa de EE.UU. visitó la DMZ durante la primera jornada de su viaje de dos días a Corea del Sur, con motivo de las reuniones consultivas de defensa anuales entre Washington y Seúl e integrado en una gira asiática que le ha llevado igualmente a Filipinas y Tailandia.
Exsecretarios de Defensa como Ashton Carter, Chuck Hagel o Robert Gates han visitado en los últimos años la tensa DMZ cuando han viajado a Corea del Sur, al igual que los expresidentes Barack Obama o George W. Bush.
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El propio Donald Trump planeaba visitarla cuando viaje a Corea del Sur los próximos días 7 y 8 de noviembre, según apuntaron medios estadounidenses y surcoreanos, aunque la Casa Blanca ha descartado por ahora esta idea.
Mattis afirmó que la frontera pone de manifiesto las "flagrantes diferencias" entre las dos Coreas, y destacó que mientras el Norte es "un régimen opresivo" contra sus ciudadanos, el Sur cuenta con una democracia y una economía "pujantes".
La DMZ es una franja de cuatro kilómetros de ancho plagada de minas que recorre la frontera ambos países -que técnicamente siguen en guerra desde hace más de 65 años-, y en ella se integra la Zona de Seguridad Conjunta (JSA) de Panmunjom.
Tras visitar la DMZ, el secretario estadounidense de Defensa se reunió con el presidente surcoreano, Moon Jae-in, y con la ministra de Exteriores, Kang Kyung-wha.
Moon subrayó el valor de la visita de Mattis a la DMZ para "contemplar personalmente la confrontación entre Norte y Sur", y afirmó que su viaje "tiene un efecto práctico disuasorio contra las provocaciones" de Pyongyang, según informó la oficina presidencial de Seúl.
Este encuentro sirvió de preparación de cara a la cumbre que Moon y Trump celebrarán el próximo 7 de noviembre en Seúl para abordar el problema norcoreano, en un momento en que la tensión se ha rebajado tras el silencio armamentístico de Pyongyang que se prolonga ya casi mes y medio.
Los continuos ensayos de armas de Corea del Norte -incluida una prueba nuclear realizada el pasado 3 de septiembre- y la dura retórica empleada a su vez por la Administración Trump han incrementado este año la tensión hasta cotas inéditas.
El sábado, Mattis y su homólogo surcoreano presidirán en Seúl las reuniones de defensa anuales, donde se espera que se trate el "despliegue rotacional" de activos estratégicos estadounidense -como submarinos y portaaviones de propulsión nuclear o bombarderos- en Corea del Sur ante la actual situación en la región.